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Darmendrail

por Mario Antón Lobo
10 de noviembre de 2024
en Tribuna
MARIO ANTON LOBO
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Las tres hayas

Competencia económica desleal

¿Está maduro Maduro?

Aquel socialista, Ballesteros, me decía adiós cuando nos cruzábamos por la calle. No le conocía de nada, supongo que él a mí tampoco. Lo hacía de forma tan distinguida, por no decir cariñosa, que un día me acerqué a decirle que no nos conocíamos, pero agradecía su saludo. A partir de aquel día seguimos saludándonos como amigos de siempre. Lo recuerdo cuando transito por la calle Real.

En cambio, a Darmedrail lo veo salir de la sala de profesores del Andrés Laguna rodeado de amigos, todos sonrientes. Aunque sea un penene y a mí no me dé clase, me parece una autoridad, joven, pero autoridad. En la UNED me da clase de Filología Francesa, a mí solo, que no acuden más alumnos. Bien sabe Dios que aprobé por su ayuda y porque no hacía falta hablar en los exámenes. Ahí ya forjé un concepto mejor aún que el de buen profesor: era un amigo. Así que cuando, tras una larga ausencia, lo vi con su cabeza rapada por una operación severa, pensé: este ya no se meterá en más líos que pongan en riesgo su salud.

No, señor. Director del Quintanilla, político, concejal, diputado en el Congreso durante varias legislaturas, miembro de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN, presidente de Cetarsa, además de sus negocios. De vez en cuando coincidíamos y el saludo era como el de marras de Ballesteros, pero este con historia común.

Ahora los encuentros se han traducido en placeres. Comparto con él algunos ratos. Cuando le veo parece que entro en una biblioteca: “Antes hablábamos de corrido”, “¿Qué tal? Entre bien y muy bien y mejorando”, con una buena dentadura para que destaque más la sonrisa. No dejo de verlo como mi profesor, sin caer en la cuenta de que si yo soy viejo él lo tendrá que ser más. Porque yo siempre veo en él al joven sonriente que salía con sus compañeros de la sala de profesores.

Sólo su opúsculo de citas, que regala a sus amigos, es digno de figurar en las estanterías de todas las casas cuyos habitantes aspiren a convertirse en buenos ciudadanos. A mí me emociona tener al lado a un padre de la patria y le interrogo con pasión para que me cuente batallas. Por eso me gustan los artículos que escribe en El Adelantado: el AVE, el hospital de Santa Cruz. Descubro elementos nuevos que yo ignoraba: comisiones, informes, trasnochar, viajes. Los que huimos de la política y nos despachamos injustamente con el “todos son iguales” no terminamos de comprender cuánto trabajo llevan a cabo nuestros políticos. Trabajo que tendríamos que hacer los interesados en estas cuestiones. Trabajo que a veces sale mal o simplemente no nos complace, pero que hay que hacer. De lo cual se deduce que todos no son iguales. Sobre todo si su situación económica no depende de la política, como es el caso.
A estas alturas me pregunto qué le llevó al joven Darmendrail a meterse en líos, a robar tiempo a su familia, a dedicarse a buscar problemas de los demás intentando solucionárselos, para luego cosechar, en algunos casos, incomprensión.

Paseo con él despacio y degusto sus puntos de vista, críticos con todos y positivos. A cada pocos pasos se tiene que parar a saludar. Siento el regusto de que voy con una persona importante. El tiempo le ha quitado del primer plano, con lo bien que nos hubiera venido su experiencia. Por eso mismo lo hemos ganado para compartirlo y saborearlo. Ningún interés material nos mueve, ni a él ni a mí, sino hablar sin trabas, sin pausa. Me gustaría escucharlo más, por su nivel intelectual, por su biografía, pero la bonhomía que desprende impide reprimirme e invita a enrollarme como con un amigo más.

Todavía, cuando lo cito, alguien me la tira porque es de derechas. En vez de sacar la lista de mis amigos de izquierdas no sé si captará mi mirada que pregunta ¿y qué?

Estas cuatro letras deberían ser parte de un gracias de la ciudadanía segoviana, española, a una persona que gastó algo de su vida en aras de los demás. Me conformo con que las lea y piense que lo saludo una vez más: Hola, Darmendrail, Don Javier Gómez Darmedrail.

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Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

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