En casi todas las profesiones surgen personas que por su trabajo y dedicación se convierten en referentes para quienes deciden emprender un similar viaje profesional. En aquellas donde el componente vocacional es parte fundamental de la manera de entender la tarea diaria, quienes realizan ejercicios extremos de sacrificio pasan de ser meras referencias a espejos en los que mirarse a la hora de afrontar el trabajo profesional. Por ello, en la profesión militar, quienes a lo largo de los siglos han protagonizado hechos de armas en los que han entregado su vida pasan a formar parte de la memoria imperecedera de unas Fuerzas Armadas que alimentan su espíritu con el ejemplo de los que han creado su historia.
Así, el arma de Artillería recuerda desde 1812 la figura de los capitanes Luis Daoíz y Torres y Pedro Velarde y Santillán, quienes murieron a manos del ejército de ocupación francés el 2 de mayo de 1808 en la defensa del Parque de Monteleón en Madrid, donde no dudaron en entregar las armas de la guarnición militar al pueblo para que pudiera defenderse del invasor francés. Fiel a la tradición, la Academia de Artillería celebró ayer el acto de homenaje a Daoíz y Velarde en los jardines de la Plaza de la Reina Victoria Eugenia, ante el monumento que en su honor cinceló y diseñó el escultor segoviano Aniceto Marinas; donde los alumnos del centro de enseñanza militar recibieron la ‘Lección del Dos de Mayo”,
El capitán profesor de la Academia Andrés Moreno Guerra, fue este año el encargado de dictar esta lección, al corresponderle este año este honor por antigüedad. Desde el pedestal del monumento, Moreno Guerra recreó los episodios políticos y sociales previos al inicio de las hostilidades militares contra Francia, y aseguró que en 1808 España “se hallaba en una encrucijada carente de liderazgo, con una clase dirigente en connivencia con los franceses y tratando a los ciudadanos de forma inmerecida”.
En su lección, el capitán profesor destacó las personalidades de Daoíz y Velarde, el primero un hombre de acción con un amplio historial militar en campañas de guerra y el segundo sin experiencia en combate pero con un amplio conocimiento diplomático y político de la situación. Así, según Moreno Guerra, ambos mostraron su capacidad de liderazgo y unieron sus intereses para anteponer “los valores contra el servilismo” y entregar las armas al pueblo en un hecho “cuyo final fue el principio, la estopina que prendió la mecha en un pueblo orgulloso y valeroso que después mostró su gran resiliencia ante la adversidad”.
Tras completar el relato histórico, el capitán se dirigió a los alumnos para pedirles que “honren a sus héroes”, y que aprovechen su estancia en el centro de enseñanza militar para “cimentar una buena formación técnica y científica que sirva para ser los líderes que vuestros compatriotas merecen y que necesita España”.
El acto militar, presidido por el teniente general Ramón Pardo de Santayana y Gómez-Olea, jefe del Mando de Apoyo Logístico del Ejército, tuvo también un recuerdo para el personal de tropa reservista, que a partir de 2015 celebra su día en esta misma fecha. Además, se entregaron distintas recompensas y condecoraciones, entre las que destacaron los premios “Dos de Mayo” y “Sargento Ciro Martínez” al alférez cadete de quinto curso Samuel Iglesias Rio y al sargento alumno de tercer curso César Gerardo Santiago Melguizo.
El homenaje a los caidos, y el desfile de la formación de alumnos formada por las baterías de alféreces alumnos de quinto curso y de sargentos alumnos y alumnos de la Enseñanza Militar Básica al mando del teniente coronel Barrio García puso el final al acto
