Los cohetes y el repique de campanas anunciaba ayer a la 5 de la tarde la salida de la imagen del Niño de la Bola de la iglesia de San Miguel para protagonizar la primera de las procesiones del año en el municipio, en lo que es una de las tradiciones más bonitas de la localidad cuellarana, y que cada año atrae a mayor número de vecinos, no solo de la villa, sino también de otros pueblos del contorno. Por la mañana tuvo lugar la misa con la presentación de cinco nuevos cofrades.
Las obras en un edificio de la Plaza Mayor impidieron que la imagen pudiera realizar su recorrido tradicional ascendiendo hasta San Esteban por la calle Colegio, y acompañada por la música de dulzaina y tamboril, las tradicionales tejoletas y los danzantes subió por la calle San Julián.
Como viene siendo habitual en esta jornada de Año Nuevo, fueron pocos los vecinos que acompañaron a la imagen en su salida del templo y en los primeros metros de la procesión, pero muchos los que poco a poco se fueron sumando para participar en en este popular desfile.
Javier Gómez Llorente, ocupa este año el cargo de mayordomo de la Cofradía del Niño de la Bola, una hermandad que ya aparecía datada en 1679. Junto a él tras la imagen el párroco, Juan García, y los ediles de Deportes, Festejos, Urbanismo y Hacienda como representación municipal.
Durante más de dos horas se prolongó el recorrido de la imagen que hizo su parada en la iglesia de San Esteban, su sede original. Allí se entonaron las oraciones al Niño y el popular villancico.
Aquellos que no pudieron asistir ayer a esta procesión, tendrán una nueva oportunidad el 6 de enero, día de los Reyes Magos, jornada en que la imagen saldrá de nuevo desde San Miguel a las 5 de la tarde. La Cofradía ha editado unos calendarios con la imagen del Niño de la Bola que distribuyen sus miembros por un donativo de dos euros, y que ayer fueron muy demandados.
