Si hablábamos el otro día sobre la funcionalidad de la Casa Eraso o el Convento Casarás a lo largo de todo este tiempo, quizás hoy sea un buen momento para hablar sobre la leyenda que acompaña a este lugar.
El protagonista de nuestra leyenda se llama Hugo de Marignac, caballero de la Orden del Temple y tesorero de la corona de Castilla, encargado de guardar el tesoro que se encontraba en las inmediaciones del convento, siendo la única persona conocedora del paradero exacto de tal fortuna.
Hugo, sin embargo, no estaba preocupado por el hecho de ser el guardián del tesoro y del viejo convento templario, si no que había clavado sus ojos en una joven dama, que pasaba los días en el Palacio de Valsaín.
La joven dama, sin embargo, poco caso le hacía, y esto llevó a Hugo a decidirse por contratar los servicios de un nigromante, un mago oscuro que vivía en la falda de Peñalara, el cual le prometió conseguir el corazón de su amada, a cambio de la ubicación exacta del tesoro. Ambos desconfiaban el uno del otro, pero finalmente accedieron a participar en el ritual. En este ritual, el nigromante hace aparecer una figura, que representaba a la joven dama, y le dice a Hugo que la atraviese con la espada, una vez que Hugo lo hace, el mago le pide inmediatamente el punto donde se encontraba el tesoro, pero Hugo se niega a dárselo, efectivamente, los dos querían timarse el uno al otro, pero entonces el mago, que sabía las intenciones del templario, le muestra que lo que él creía que era una figura, es en realidad el cuerpo de la joven dama, que yace fallecido en el suelo.
