Inmolarte en llamas en un suspiro, mantenerte en vilo por un instante, acercarte al mundo en el que has vivido, pensar cómo has salido o en cómo entraste.
Se han roto las llamas en medio del vacio, ya no siguen sueños, ya no son de nadie, van a contraviento, van como se han ido, y vuelven cada noche, hacia ninguna parte.
Un árbol que está solo pero florecido, un día que está alegre pero va a nublarse, un libro que se abre sin ningún sentido, un día en la cabeza de un kamikaze.
La lluvia del otoño ya riega los parques, la gente ya no quiere verse por las calles, un día gris se ha vuelto azul, ya es viernes, un día azul se ha vuelto gris, no siempre.
No escribo poesía, no soy Benedetti,no escribo de mi vida, eso ya lo hará alguien. No escribo ni mis frases, de martes a martes, miro por la ventana y pienso qué contarte.
Miradlo fijamente, ¡es un jardín de flores! No viven para siempre, más siempre renacen, sonríen sus colores para marchitarse, y sin pensar dos veces caen en el raigambre.
Paradme si me veis, no puedo saludarte, me lleva mi cerebro por ningún camino. No es por antipatía, es por preguntarle, qué hacemos aquí, con este puto frío.
Pregúntale a la noche, responde ofendido, si cuando no hay nadie, es cuando hace mas frío.
Pregúntale al que vive en medio del vacío, qué hacemos aquí, con este puto ruido.
Si un día me responden, si me dan señales, os lo haré saber, pues ya estaré perdido, si no me han contestado, de martes a martes, haré por sonreir, en mi jardín cautivo.
