Mediados de julio es la fecha marcada en que los pueblos segovianos empiezan a celebrar sus fiestas patronales. Muchos fines de semana son un continuo trajín de celebraciones en los distintos municipios de la comarca, siempre marcado por la típica comparsa que ameniza el lugar.
En los pueblos segovianos es frecuente que la fiesta venga acompañada de diversos actos, pero dentro de éstos el más importante es celebrado por la noche y está ligado a la música que viene dada por orquestas y charangas. Estas últimas, son las encargadas de amenizar mediante canciones con letras populares la localidad en fiestas.
La Charanga «La Clave» se formó a principios de los años 90 y es popular en la zona de Coca, de donde son originarios y una de las bandas más conocidas. Por el grupo musical han pasado decenas de músicos muchos de ellos ligados a la Banda Municipal de la localidad.
En la actualidad, el grupo está formado por nueve componentes, uno de ellos elegido para que haga las tareas de representante para ponerse en contacto con los interesados en que la charanga participe en un acontecimiento y comentar al resto las condiciones que la otra parte contratante ofrece a la banda.
Por regla general, las charangas eligen el destino de su trabajo con dependencia de las condiciones y el acto que ofrezcan los interesados en contratar la charanga. Entre sus potenciales clientes encontramos ayuntamientos, peñas, asociaciones o bares; muchos de ellos pertenecientes a localidades de pocos habitantes y en el caso de la charanga «La Clave» cercanos a su localidad natal.
Alberto Ortega es uno de los miembros de la charanga «La Clave» y su instrumento es el saxofón tenor. El músico comenta que en éste tipo de grupos «se hace un poco de todo, puede ser cualquier día y se suele tocar durante la noche o ya de madrugada».
Los integrantes conocen todos los datos necesarios para empezar su trabajo antes de empezar. Lugar y horario son las características más importantes a la hora de elegir que hacer la noche antes de la actuación. En el caso de actuar a altas horas de la madrugada (6 o 7 de la mañana) los músicos eligen si quedarse de fiesta por la noche para después tocar, o levantarse a la hora estipulada para comenzar la actuación. Según Ortega «depende de la hora a la que se toque, algunos vamos de fiesta pero con cuidado ya que somos conscientes de que luego se tiene trabajo que hacer, mientras otros vienen de sus casas directamente cuando empieza la actuación».
La actitud de la charanga respecto al público tiene que venir acorde con el lugar y la situación que se van a encontrar, ya que como indica el saxofonista de la banda «no se puede ir serio, hay que mezclarse con la fiesta ya que eres parte de ella», señalando la importancia de que si esa no es la actitud, «puedes terminar muy cansado por el ambiente en el que te encuentras».
Trabajo duro.- La situación en la que toca las charangas también es muchas veces difícil, según comenta Ortega «la gente suele tener mucho alcohol en el cuerpo, pero se portan bien con los músicos debido a que nosotros somos los que se los hacemos pasar bien», aunque dice que «siempre hay algún pesado que molesta aunque en general se respete al grupo».
La charanga es el uno de los principales atractivos cuando la orquesta termina su función, aunque no siempre es fácil realizar su trabajo en un momento en el que el resto está de fiesta y por lo general el alcohol es una cita ineludible en dicha celebración.
Según los propios músicos a pesar de todo en la mayoría de sus actos no suelen tener muchos altercados, al menos durante las actuaciones nocturnas; los desacuerdos con los contratantes respecto al trabajo pactado es otro de los inconvenientes.
