Momentos indescriptibles y llenos de emoción se vivieron ayer en la apertura de las fiestas de Cuéllar después de dos largos años. El primero de ellos, la esperanza se adueñaba de los cuellaranos pensando “el año que viene será”; el segundo, el cansancio y el ansia se adueñaron de la villa. Pero todo llega para quien sabe esperar, y los cuellaranos han sabido, y ayer se pudieron resarcir de dos tediosos agostos sin ver su Plaza Mayor llena a rebosar.
Tras una noche de ‘viernes de toros’, como así lo llaman los vecinos, llena de música y fiesta en prácticamente cada calle del centro de la villa, llegaba el momento de júbilo que los cuellaranos viven como el que marca su año; es aquí cuando comienza a contar el calendario, antes y después “de toros”. Pero de momento, llegaban ‘los toros’, y lo hacían por todo lo alto. Las calles del casco histórico de Cuéllar comenzaron a llenarse de colorido, el de las peñas, el de los disfraces, el de la juventud y el de la alegría. Cuéllar se echaba a la calle para celebrar en sus bares desde primera hora de la tarde: las ganas no podían esperar.
“toca volver a la vida, toca volver a hacer historia”, recordó jesús salamanca, uno de los pregoneros
Y poco a poco, como si este lapso de tiempo no se hubiera dado, la Plaza Mayor volvía a llenarse de gente paulatinamente, como siempre, pero como nunca. Los gritos y los vítores se adueñaron de todo el espacio, mientras los vecinos salieron a los balcones engalanados de toda la plaza. Sin embargo, la mirada estaba puesta en uno, el más importante, el del Ayuntamiento.
Antes, todas las miradas se tornaron para ver llegar a la patrona: por fin salió de su sede para volver a Santo Tomé y hacer este recorrido de vuelta a la Parroquia. La Virgen de Nuestra Señora del Rosario irrumpió en la Plaza Mayor y desató aplausos llenos de fervor, como si los cuellaranos los hubiera guardado este tiempo para soltarlos todos de golpe. Alcalde y corporación oficial acompañaron a la imagen en esta entrada, y también lo hacían los pregoneros, con sus peñistas detrás.
La Plaza era un hervidero de emociones que explotó en el momento en que el alcalde, Carlos Fraile, nombró oficialmente a la corregidora y damas, como manda la tradición, como es ‘de uso e de costumbre’.
UN SENTIDO PREGÓN
Las peñas y pandas oficiales serían las protagonistas de este pregón a través de sus representantes, que no ocultaron su emoción en ningún momento, y que además se mostraron totalmente cercanos desde ese balcón. “1.095 días han pasado”, comenzaba diciendo Valentín Quevedo, presidente de la Peña El Pañuelo, que hacía referencia a la larga espera de tres años para volver a vivir estos momentos. Alba García, de la Peña La Plaga, realizó un recorrido por todas las actividades que realizan las peñas y pandas oficiales, que son las que hacen la fiesta junto a todas las peñas no oficiales de Cuéllar.
Así lo describía Jesús Pascual, de la Peña El Embudo, que asentía diciendo que este honor “corresponde a todas las peñas, las oficiales y las no oficiales, las actuales y que nos precedieron antes”; así, se nombró a todas las que han formado parte de la historia de Cuéllar, como La Florida o El Trece, Carchena o la más recientemente desaparecida, la Panda El Peque, para la que la plaza entera emitió un sentido aplauso.
Jesús Salamanca, de El Soto, fue el encargado de recordar que “toca volver a la vida, volver a tocar el cielo, toca volver a hacer historia; volvamos a ponernos los pañuelos, y volvamos a gritar todos juntos: ¡cuellaranas, cuellaranos, a por ellos!”. La plaza, justo en este momento, explotó de júbilo como llevaba tres años sin hacerlo, marcando el inicio de otra etapa, otro año que vuelve a comenzar para los cuellaranos con sus deseadas fiestas de ‘Los Toros’.
