El Huercasa Country Festival celebró el pasado fin de semana su esperada séptima edición tras un parón de dos años. Para la ocasión decidieron rescatar alguno de los nombres que estaban previstos para 2020, como la cabeza de cartel, Nikki Lane.
Se trata de un festival cercano y familiar, con un aforo reducido –alrededor de 4.000 personas asistieron a esta edición- al que ya es tradicional que acudan familias enteras con sus retoños y a veces hasta tirando, a duras penas, de la abuela. Bajo el factor aglutinador de la música y la compañía de algunas guitarras, se podía disfrutar además de un buen día de campo.
Pese al microondas en que se convirtió el fin de semana, con temperaturas que rondaban los 40 grados centígrados, el mercurio no impidió el disfrute de excelentes artistas traídos para la ocasión: el sombrero de cowboy se convirtió en elemento indispensable no sólo para evitar acreedores sino para combatir el riesgo de insolación.
La primera actuación, dentro del festival pero fuera del recinto, se escenificó en la típica tópica plaza de Riaza, y tuvo carácter gratuito, electrificado el ambiente con música al más puro estilo hillbilly.
Matt Horan, estadounidense afincado en el País Vasco, luz, faro y guía del estilo en nuestro país gracias a su anterior formación, Dead Bronco, presentó su último trabajo: You Ain’t Country. Y rescató algún clásico de Hank Williams como Lovesick Blues.
I got a feelin’ called the blues oh Lord since my baby’s said goodbye/
Well I don’t know what I’ll do all I do is sit and sigh oh Lord/
That last long day she said goodbye well Lord I thought I would die/
She’ll do me she’ll do you she’s got that kind of lovin’/
Lord I like to hear her when she calls me sweet daddy
Tengo un sentimiento llamado el blues oh Señor desde que mi bebé se despidió/
Bueno, no sé lo que haré. Todo lo que hago es sentarme y suspirar, oh Señor/
Ese último día, ella se despidió bien Señor, pensé que iba a morir/
Ella me hará, ella te hará, ella tiene ese tipo de amor/
Señor, me gusta escucharla cuando ella me llama dulce papi
Después de la actuación del americano y del correspondiente papeo –wooper gigante, birra y Apolo- arrancó propiamente el festival en el campo de fútbol de las Delicias con los asturianos más los leoneses Peralta, músicos inmigrados de otras formaciones que cuentan con una pila de antecedentes musicales en grupos tal que Doctor Explosion o las últimas reencarnaciones de los Cynics. Los sonidos de esta formación con cuidadas melodías vocales resucitan a clásicos de los sesenta y setenta como los Byrds o Big Star. Al ritmo Peralta una hilera de procesionantes con sombrero y bota de cowboy (¿para cuándo, también, la bota de vino español como signo de mestizaje hispano-country?) enfilaron hacia el recinto del festival.
Santero y los Muchachos presentaron su último disco Royal Cantina y los bailarines de Country Line Dance enseñaron a los presentes algunos pasos de esta danza tradicional americana. A cuyos compases se enredarían, literalmente, buena parte de los espontáneos.
Riders Of The Canyon contuvieron la golpiza de calor desgranando limpias melodías netamente folk. Estos catalanes presentaron el que es su primer EP, Wild River, con un sonido que recuerda sospechosamente a Neil Young. Se trata del primer trabajo de Riders Of The Canyon, algo vagos pues el grupo lleva en activo desde 2017, año en que sus integrantes decidieron unirse para telonear a The Band Of Heathens.
Los texanos Mike And The Moonpies ofrecieron su característico show de country rock, impregnado con la agradable tortura del sonido del pedal steel guitar, (instrumento al que recurrieron prácticamente todos los grupos que acudieron al Huercasa), con su peculiar sonido que distingue al género. Mike And The Moonpies poseen una trayectoria de 15 años de carrera y han editado trabajos tan excelentes como el que se desprende de la siguiente letra:
This will be the last time that I wear this cowboy hat/
It’s dirty and mis-shapen and it makes my face look fat/
And they won’t recognize me when I sneak out through the back/
I should have never worn this cowboy hat/
Esta será la última vez que use este sombrero de vaquero/
Es sucio y deforme y hace que mi cara se vea gorda/
Y no me reconocerán cuando me escape por la espalda/
Nunca debí haberme puesto este sombrero de vaquero/
Kendell Marvel, que ha colaborado con artistas como Chris Stapleton (comparte con él un Grammy) y con Dan Auerbach, de los Black Keys (Solid Gold Sounds) visitaba por vez primera España y su profunda voz de barítono dejó cosas como esta en el cielo de Riaza:
When somebodies gone and broke your heart
It ain’t easy letting down your guard
I know, let it go
There really isn’t any moving on
It ain’t over til’ the hurtings gone
And your close, let it go
Nikki Lane, además de Highway Queen, First High o Jackpot, ofreció una versión de You Ain’t Going Nowhere de Bob Dylan visto por los Byrd y presentó el que será su próximo disco, Denim & Diamonds, que verá la luz en septiembre.
A noche cerrada levitaron The Wild Feathers, una de las más reconocidas bandas de “americana” del momento, de cuyo repertorio se oyó Hard Times o The Ceiling, además de un par de versiones, Handle It With Care, de los Traveling Wilburys o Hey, Hey, What Can I Do, de Led Zeppelin.
