El primer ministro croata, Zoran Milutinovic, advirtió ayer de que su país no puede controlar el flujo de inmigrantes y refugiados que están llegando desde Serbia y que no seguirá aceptando esta carga. En este sentido, señaló que ha llegado el momento de que el país balcánico afronte de otra manera el problema e indicó que el plan B sería no seguir registrando a todos aquellos que llegan y dándoles alojamiento.
Milanovic indicó que habría convocado una sesión del Consejo de Seguridad Nacional para discutir sobre el problema. “No podemos seguir registrando y acomodando a estas personas más”, afirmó en rueda de prensa.
“Recibirán alimentos, agua y asistencia médica, y luego podrán seguir avanzando. La Unión Europea debe saber que Croacia no se convertirá en otro ‘punto caliente’ de inmigrantes. Tenemos corazones pero también tenemos cabezas”, subrayó Milanovic. Por su parte, el ministro del Interior, Ranko Ostojic, indicó a la cadena N1 Televisión que sería “cuestión de tiempo” que el país se vea obligado a interrumpir todo el tráfico fronterizo, después de que este jueves ya procediera a cerrar siete de los ocho pasos de carretera con Serbia.
De acuerdo con la viceprimera ministra, Vesna Pusic, hasta este viernes han cruzado la frontera desde Serbia 13.500 inmigrantes y refugiados, de los que solo una mujer y sus hijos han pedido asilo e Croacia, según informa la agencia estatal Hina.
Por otro lado El ministro de Exteriores de Hungría, Peter Szijjarto, acusó a las autoridades de Croacia de estar incentivando que “masas” de refugiados estén cruzando “ilegalmente” la frontera común y, por tanto, cometiendo un “delito”.
Las autoridades croatas llevaron ayer a cientos de refugiados en más de una decena de autobuses a la frontera con Hungría. El problema de los refugiados continúa en el centro de Europa.
