Si me remonto a varias décadas atrás, como si viéramos una película retrospectiva, podremos imaginar –para los que no lo hayan vivido- cómo nos desplazábamos por la ciudad y sus alrededores. Siempre a pie, por supuesto, porque el parque automovilístico casi no había ‘desembarcado’ en Segovia.
Por lo tanto, los padres, los domingos y días de guardar, aprovechaban para caminar hacia espacios donde los críos pudieran correr a su antojo. Y así teníamos, por ejemplo, las alamedas de la Fuencisla y de El Parral, la fuente del ‘Tío Pintao’ junto al rio Ciguiñuela; los jardines de Villa Ángela, las praderas anejas a los depósitos del agua, El Pinarillo y otros varios lugares de fácil acceso para los críos, como el Paseo del Salón.
Luego irrumpieron el ‘600’ y el ‘Dos Caballos’, para facilitar desplazamientos familiares algo más alejados, como el Real Sitio de San Ildefonso, los pinares de Valsaín y algunas alamedas junto al río en pueblos del alfoz.
Naturalmente, los paseos por la ciudad no faltaban, y los críos iban aprendiendo nombres de jardines, de palacios, de iglesias y otros monumentos. Cosa que ahora no ocurre, por cuanto muchos jóvenes caminan poco por ella, por preferir reunirse en las calles, bares, en el Azoguejo y la antigua Fernández Ladreda, con algunas excepciones de los que se han aficionado a la bicicleta y hacen sus buenas rutas por las vías especiales e incluso la alta montaña. Que no se conoce muy bien la ciudad lo ha puesto de relieve la TV8 local, mediante preguntas en la calle a personas que en su mayoría dicen ignorar dónde está la calle tal o el edificio cual.
Muchos prefieren, antes que caminar, tomar también los urbanos, si no tienen a su disposición un pequeño automóvil, una motocicleta o un monopatín eléctrico.
En aquellas épocas muy anteriores no se disponía de estos medios de comunicación como en nuestros días, hasta que aparecieron los celulares de buen tamaño, que paulatinamente fueron sustituyéndose por otros infinitamente más pequeños y más manejables, que para muchos son un recurso, o auxilio, incluso para desplazarse por la ciudad. Porque no sólo muchos jóvenes ignoran nombres de calles, existencia de palacios, monasterios, iglesias, etc., sino también bastantes de edad ‘más madura’ que se quedan expectantes por si alguien les pregunta por una vía determinada o por algún edificio concreto, incluso de tipo administrativo.
Pero, no debemos engañarnos. Lo cierto del caso es que la mayoría de los 51.258 habitantes de la ciudad ignoramos la ubicación exacta de determinadas calles y plazas, porque lo normal es que nos movamos constantemente por el barrio en el que se ubica nuestra vivienda, con ‘salidas’ por el deseo de hacer ejercicio y caminar o por visitas a familiares, amigos, etc., o bien para asistir a acontecimientos deportivos y culturales o a las grandes superficies que se van extendiendo por diversas zonas de los alrededores de la capital. Porque no siempre tenemos a mano el urbano que pueda interesarnos o simplemente porque prefiramos tomar una dirección concreta por donde es forzoso ir caminando.
En resumen, que nuestro hábitat correspondiente, es decir, según el concepto más utilizado por biólogos, el espacio o lugar con concretas condiciones para vivir una población de una especie, en nuestro caso, la humana, es en el que radica, como antes decía, nuestro hogar o residencia habitual.
Con las visitas guiadas a patios pintorescos y artísticos, a jardines y asimismo a museos, se han ganado muchos puntos, como asimismo con las jornadas de puertas abiertas para los templos, aunque algunos de ellos, con méritos suficientes, no se hayan agregado a la lista de visitables, el de San Andrés, por ejemplo, que se ha abierto determinados días y horas por iniciativa y cuenta de la Parroquia. (¿No se tiene en cuesta este hecho por los organizadores de las visitas?).
Supongo que no tardando, se puedan poner también en marcha otras visitas de este tipo, como por ejemplos a parques y jardines, a las fuentes artísticas, a las esculturas dispersas por la ciudad, y a los interiores de edificios monumentales. También pueden valer la antigua y ya histórica estación del ferrocarril e incluso la misma actual estación de autobuses. Todo sea por la información y conocimiento general de la ciudad tanto para los propios segovianos como para los visitantes interesados.
Pero en lo que todavía no se ha tomado una decisión es en publicar pequeños folletos con relaciones de calles, plazas y rotondas para distribuir en la Oficina de Recepción del Visitante, a disposición sobre todo de los residentes aquí para tratar de ir anulando esa ignorancia que padecemos, creo que la mayoría. Porque cambios ha habido muchos, y no sé (lo confieso) si en la web del Ayuntamiento hay alguna relación de este tipo.
