El ataque israelí de ayer contra una flotilla humanitaria frente al litoral de Gaza provocó entre la comunidad internacional una reacción inicial de incredulidad, seguida de duras palabras de condena, que en el caso de EEUU estuvieron suavizadas por la condición de estrechos aliados de la que hacen gala Washington y Tel Aviv.
Desde el territorio nacional, el Gobierno calificó la actuación hebrea como «completamente desproporcionada», y confirmó que los tres españoles que viajaban en uno de los barcos no fueron heridos y se encuentran bien.
Nada más tener conocimiento del ataque, el Ministerio de Asuntos Exteriores convocó al embajador de Israel, Rafael Schultz, para transmitirle su protesta «enérgica» por el asalto a la Flotilla de la Libertad, que provocó más de una decena de muertos y numerosos heridos.
En ausencia de Miguel Ángel Moratinos, de viaje en Ginebra, fue el director general para Oriente Medio, Fidel Sendagorta, quien reclamó a Schultz la repatriación de los tres ciudadanos españoles y le transmitió el mensaje de condena. El embajador israelí alegó por su parte que los soldados actuaron en «defensa propia» frente a una «provocación violenta».
En la expedición a Gaza viajaban el valenciano David Segarra, periodista del canal venezolano Telesur, y dos cooperantes de la ONG Cultura, Paz y Solidaridad Haydée Santamaría, el madrileño Manuel Tapial y la catalana Laura Arau. El secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido, fue quien, tras horas de incertidumbre, confirmó que los tres se encuentran retenidos «en buen estado» por las autoridades israelíes, por lo que España ha exigido su «inmediata repatriación».
De momento, el Ejecutivo no se plantea llamar a consultas al embajador español en Israel porque entiende que es una cuestión que hay que abordar en el marco de la Unión Europea. López Garrido hizo estas declaraciones horas después de que por la mañana, cuando aún no se tenían datos sobre el estado de los tres compatriotas, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero calificara los hechos de Gaza como «graves» y «preocupantes».
Consecuencias
Al margen de la reacción nacional, la conmoción ante el asalto de ayer amenaza con convertirse en una crisis diplomática internacional. La ONU, la UE y la Liga Árabe, que condenaron duramente el ataque, se movilizaron para mantener reuniones de urgencia. Mientras crecía la lista de países que han convocado a los embajadores de Israel, el Gobierno turco del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, que canceló una gira en Latinoamérica por el incidente, avisó de que el ataque tendrá «consecuencias» y reclamó una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU.
El Vaticano expresó «gran preocupación» y «dolor» por «la inútil pérdida de vidas humanas», según su portavoz, Federico Lombardi.
Francia y Alemania exigieron, como España e Italia, una investigación exhaustiva de lo sucedido, que también solicitó la jefa de la diplomacia europea, Catherine Asthon.
La Liga Árabe convocó para hoy una reunión de su comisión permanente en El Cairo, tras calificar lo sucedido de «crimen» y de «acción terrorista». Para su secretario general, Amro Musa, el asalto es una «clara señal de que Israel no está preparado para la paz».
