Una semana ha pasado desde que el Naturpellet Segovia cerró la temporada de su debut en la Primera División, después de haber conseguido el objetivo de la permanencia con varias jornadas de antelación. Pero no ha sido todo tan sencillo como señala la consecución de esa meta, tal y como señala Ángel Zamora, segundo entrenador del equipo, cuando afirma que “lo que hemos hecho ha sido vivir de las rentas de la primera vuelta, porque la segunda ha sido muy difícil para todos”.
Zamora tiene clara las razones de este sufrimiento final: “El condicionante económico ha terminado pesando en lo deportivo. Todos los equipos de Primera suelen reforzarse de cara a la segunda vuelta de la competición, y sin embargo nosotros perdimos potencial con la marcha de dos jugadores (Borja Blanco y Alvarito), y la llegada de solo uno, Gava, al que le costó adaptarse. Ello provocó que tuviéramos que jugar con una plantilla más justa, con jugadores al borde de la lesión, cuando no lesionados, en la que apenas pudimos hacer entrenamientos de calidad para que pudieran echar una mano en los partidos”.
De esta manera, todo lo que el Naturpellet logró en la primera vuelta, “en la que terminamos cerca incluso de poder jugar la Copa de España” se fue perdiendo en la segunda, “hasta llegar a una recta final en la que nos tocó jugar ante rivales muy competitivos que estaban físicamente muy por encima de nosotros, que estábamos al límite”. Así se entienden el alto número de goles que encajó el equipo en los últimos partidos.
Pero ese condicionante económico ha pasado una factura aún mayor que la propia marcha de jugadores “a los que directamente se abrió la puerta para que aceptaran esas ofertas mejores que lo que había. Es entendible que se hiciera así, porque deportivamente estábamos con la permanencia muy cerca, y había que cuadrar el presupuesto, pero ni aún así se ha podido” afirma Ángel Zamora, que pone el énfasis en el dinero que se sigue adeudando tanto a jugadores como al cuerpo técnico, “y que ha llevado a que estos últimos meses hayan sido muy complicados para todos. Esto no es un club de amigos, sino un trabajo. Quizá no lo sea para mí, que tengo un trabajo fuera del fútbol sala, pero sí lo es para el resto. Cuando no te pagan lo acordado, al final se acaba notando, y el ambiente en el vestuario no era bueno en estas jornadas finales, en las que hemos tenido que hacer muchos equilibrios con la plantilla. No ha sido nada fácil”.
¿CONTINUIDAD?
Llegado el momento de ponerse a hablar del futuro, éste no se presenta demasiado claro, al menos para el cuerpo técnico, “porque nos hemos reunido esta semana para valorarlo todo, y el mañana es una incógnita. Está claro que en el apartado económico el club no ha terminado bien la temporada, y tengo la sensación de que la próxima campaña no va a ser mejor, porque Segovia da para lo que da, y no se esperan grandes patrocinadores a corto plazo”.
Entonces, ¿cuál es el futuro? Zamora lo tiene claro: “Yo personalmente quiero seguir, porque hablamos de Primera División, y toda la experiencia que se pueda adquirir en esta categoría es poca, pero siempre que se me diga la verdad de la situación del club. Si va a haber un problema económico, que se diga desde el principio. Es preferible que se hagan así las cosas, antes que andar prometiendo y no poder cumplir, porque si se cuenta la verdad, el jugador y el entrenador saben a qué atenerse, y pueden decidir con todos los datos si se quedan, o si se marchan. Está claro que con un presupuesto mucho más ajustado no vendrán jugadores de 2.000 euros, sino de 600, por poner un ejemplo, y eso hará que el equipo tenga menos peso, pero yo prefiero que se haga así. Queremos que el club nos diga qué va a suceder con la plantilla de la próxima temporada, y si va a volver a haber problemas con los pagos para poder tomar una decisión”.
