El aroma del cantueso esparcido por calles y plazas impregnó ayer toda Segovia. El Corpus Christi, fiesta dedicada a la Eucaristía que fue instituida en el siglo XIV, se celebró hasta en los más recónditos pueblos de la provincia.
En Sepúlveda, donde la festividad se vive con especial intensidad, las campanas echaron a volar al amanecer, anunciando una jornada que comenzaría con una eucaristía en la Virgen de la Peña, desde donde después partiría una procesión con el Santísimo bajo palio hasta la iglesia de El Salvador. A lo largo del recorrido, alfombrado por hojas de chopo, los niños y niñas de Primera Comunión fueron lanzando pétalos de rosa. La procesión paró varias veces, en sencillos altares elaborados por vecinos de la villa. Tras finalizar la procesión, los cofrades del Corpus Christi marcharon a la “Casa del Señor”, donde esta cofradía —fundada en el siglo XVI— ofreció la colación (pan y queso). La “Casa del Señor” se convertirá en el eje de la vida social de Sepúlveda hasta la celebración de la Octava, ya que serán numerosos los cofrades que acudan a ella en los próximos días a merendar.
En Cantimpalos, y previamente a los actos religiosos, el sábado por la noche estuvo amenizado por una orquesta, “Standard”, según informa Lourdes Matarranz. En cuanto a la procesión sacramental —en Corpus Christi es la manifestación más relevante— tuvo características similares a la de Sepúlveda: la Custodia bajo palio, música amenizando el recorrido, los niños y niñas de Primera Comunión arrojando pétalos de rosa y paradas en los altares. Otra de las procesiones con mayor participación fue la de San Rafael (El Espinar), a pesar de la amenazante lluvia.
En cuanto a tradiciones, ayer se pudo contemplar en Cabezuela el espectacular arco que confeccionan con troncos y hojas de árbol los quintos del año con motivo del Corpus Christi.