Es prácticamente la primera pregunta obligada para todos aquellos que, en la tele, en el cine o en la literatura, se ganan la vida haciendo reir: “¿Es usted igual de gracioso en su vida cotidiana?” A David Safier, el autor alemán que se hizo famoso en todo el mundo con su primera novela, “Maldito karma”, de la que ha vendido más de cinco millones de ejemplares, no le cayó ayer la primera, pero casi.
En conversación con Ramón Arangüena, periodista que también se hizo famoso haciendo reir, en este caso en televisión, el escritor alemán, que hace unos días ha publicado en España su cuarto libro, “Una familia feliz”, fue ecuánime al contestar que él sí se considera gracioso en lo cotidiano, aunque a sus hijos no se lo parece “en absoluto”.
En una charla que mantuvo en todo momento la clave de humor, Safier habló con Arangüena sobre su infancia, que pasó jugando con muñequitos de indios y vaqueros para los que “inventaba historietas, y eso es básicamente lo que sigo haciendo hoy en día, inventar historias; quizá nací con esa imaginación”. En esos años infantiles, Safier fue, según reconoció, un gran lector de comics, influencia que mantiene un reflejo en su literatura: “He leído muchos tebeos de Astérix, de Mickey Mouse e incluso de Ibáñez, la versión en alemán de Mortadelo y Filemón”, confesó.
Aquel niño devino con el tiempo en periodista radiofónico primero y televisivo después, y de ahí pasó al mundo del guión y la producción, experiencias que después ha aprovechado en algunos de sus libros, que tienen algunos matices autobiográficos, según explicó ayer.
Sobre su novela más conocida, “Maldito karma”, la fantástica historia de una periodista de televisión muerta y reencarnada en una hormiga que debe mejorar su karma para ir ascendiendo en la escala de reencarnaciones, Safier comentó que él también intenta “mejorar mi karma, pero sin convertirme en hormiga”. En este sentido se refirió a su fundación, Buen karma, que mantiene proyectos en países en desarrollo.
En cuanto a su novela más reciente, “Una familia feliz”, subrayó que estaba en un momento en que quería “escribir sobre la familia: la crisis de los 40, los hijos adolescentes, los problemas en el trabajo… y vi que mi propia familia podía ser una familia tipo”. Aunque la del libro (de nuevo la fantasía), termina pareciéndose más bien a la familia Monster.
