En mi anterior columna finalizaba solicitando algo de fortuna para la Segoviana de cara a la posibilidad de ascender. Dada la gran cantidad de peticiones al más allá, y el buen hacer del equipo gimnástico, se consiguió subir a Primera RFEF. Ahora, esta categoría no tiene nada que ver con la antigua Segunda B, porque supone entrar en una categoría profesionalizada con todo lo que eso significa a todos los efectos y se juega con equipos de gran entidad y ámbito nacional.
Es, por tanto, que sería necesario aplicar algunas medidas para subsistir en este nivel. A saber: animar a los ciudadanos de Segovia para que colaboren haciéndose socios del club gimnástico. Una gran masa social es la base fundamental de un club. Otro gran aliado debe ser el Ayuntamiento de la ciudad. En boca del señor alcalde, el lunes pasado, desde el balcón de la Casa Consistorial, dijo que la Corporación Municipal siempre estará con la Segoviana; y sería de desear que el concejal de Deportes también lo esté. A tal propósito, según las bases de competición de la RFEF, hay cuestiones ineludibles en el estadio de La Albuera -de propiedad municipal-, entre otras: capacidad mínima de 4.000 espectadores y gradas perimetrales en todo el estadio (ya no existe moratoria para este requisito, ya que se acababa en la temporada 2023/2024); y tener iluminación suficiente (mínimo 600 luxes) para la disputa de un partido oficial en horario nocturno. También arreglos como: césped, megafonía, vestuarios, cabinas y sala de prensa.
La suerte está echada, y Segovia, como Ciudad Europea del Deporte, debe responder a tenor del título recientemente otorgado. Es lo que deseamos muchos gimnásticos y segovianos majos.
