Hay un partido en la temporada dentro de la Liga Plenitude Asobal que todos los equipos menos uno afrontan casi como un trámite obligatorio por el que hay que pasar sin sufrir demasiados daños. Es la visita al Palau Blaugrana, donde los más viejos del lugar ya no recuerdan en qué fecha el FC Barcelona dejó de ganar los dos puntos. Al Viveros Herol Nava le tocó pasar ese trámite en la tarde del Jueves Santo, y éste se saldó con la lógica derrota porque el Barça es más y mejor, pero con el orgullo intacto tras el 36-25 final. Y en ocasiones eso sí que importa.
Cuando un partido se plantea en un plano de superioridad tan amplia de un conjunto sobre el otro, al más débil no le queda otra que tratar de buscar objetivos más a corto plazo, y a partir de ese trabajo minimizar las pérdidas. Eso fue lo que intentó hacer el Viveros Herol en el Palau, durante una primera parte en la que el conjunto segoviano compitió muy bien durante veinticinco de los treinta minutos… y se marchó al descanso perdiendo por seis goles.
La razón del 18-12 con el que ambos conjuntos se fueron a los vestuarios tiene mucho que ver con las dos exclusiones que recibió el equipo navero. La primera de Pablo Herranz abrió un parcial para el Barça de 5-0, pasando del 8-6 al 13-6. La segunda, de Dani Pérez, le dio la oportunidad al Barça de seguir abriendo la diferencia.
EL LÍDER FUE A TIRONES
Porque en el resto del primer tiempo el conjunto de Álvaro Senovilla hizo lo que tenía que hacer, es decir, defender con un 6:0 muy intenso tratando de ayudar lo máximo posible a un Patotski que puso mucho de su parte, y atacar lento, pero sin que el brazo se encogiera ante la presencia de un Gonzalo Pérez de Vargas que tardó muy poco en comenzar su recital de paradas.
La presencia de Luis Frade en el pivote condicionó a la defensa visitante porque el enorme portugués atraía tanto a Carró y Gedeón que le daba a Timothey N’Guessan el metro suficiente para que lanzara casi sin oposición desde los nueve metros. Ese fue el principal argumento del Barça en unos primeros minutos en los que lideró el marcador, pero se encontró con la respuesta del Balonmano Nava, con Mario Nevado mostrando su buen momento de forma.
El equipo segoviano hizo un buen papel y se mantuvo dentro del partido durante prácticamente toda la primera parte, pero siempre por detrás
Pero bastó con que el equipo de Álvaro Senovilla mostrara un momento de debilidad para que su oponente se lo castigara de manera impenitente. Los dos minutos para Pablo Herranz, más las rotaciones que entraron un ‘pelín’ frías al partido depararon un parcial de 5-0 que fue roto por el propio Herranz desde el pivote. Por entonces la defensa del Barça ya rayaba a un nivel muy alto, por momentos asistida por unos colegiados que por momentos dejaban de ver acciones claras en el área local (porque una cosa es ser más grande y más rápido y otra desplazar cuando el oponente salta para lanzar…), y marcar costaba un potosí.
El primer ‘break’ del partido dejaba el marcador en 13-6, y poco a poco el Balonmano Nava quiso devolver la paridad al encuentro. Lo logró en parte con un parcial de 1-4 que puso el electrónico en 14-10. Pero bastó con que el conjunto blaugrana volviera a aprovecharse de la contundencia de Frade en el pivote para que la brecha se abriera de nuevo (17-10) por más que Patotski intentaba poner de su parte. Al descanso se llegó con los seis goles de desventaja, señal de que el equipo segoviano estaba lejos del Barça, pero todavía dentro del partido.
LA SEGUNDA, IGUAL QUE LA PRIMERA
Tanto que en los primeros compases de la segunda parte el equipo navero tuvo un ataque para volver a situarse a cuatro goles de su oponente, que salió algo más frío en defensa… pero con Nielsen en sustitución de Gonzalo Pérez de Vargas, que es como salir de Guatemala para entrar en ‘Guatapeor’, porque el portero danés continuó la estela del toledano bajo los palos, con paradas de todos los colores que evitaron cualquier alegría ofensiva de los visitantes. Tan sólo Mario Nevado y a ratos Smetanka consiguieron superar con relativa asiduidad al portero local, mientras que en el marco contrario Luis de Vega entraba por Patotski y realizaba una actuación más que buena. Pero (y perdón por la exageración) si te lanzan cien veces, por más que hagas veinte paradas te van a marcar ochenta goles, y eso fue lo que le sucedió al guardameta leonés, que tuvo grandes intervenciones pero no pudo evitar que le marcaran en el segundo tiempo los mismos goles que a Patotski en el primero.
Mario Nevado, Tomas Smetanka y Ahumada tuvieron un buen día en el aspecto anotador ante un oponente con una gran defensa
El Barça funcionaba a impulsos, y el Balonmano Nava intentaba responder a ellos, pero cada vez con menos fuerzas, porque las rotaciones en el conjunto de Antonio Carlos Ortega apenas se notaban, con jugadores entrando con hambre a la pista, mientras que en el lado segoviano el sexteto en pista intentaba seguir el plan establecido, pero sabiendo que cada balón perdido era un contragolpe, y cada balón marcado un contragol porque el Barça apenas daba tiempo a que la defensa pudiera asentarse, con Richardson y Djordje Cikusa atacando rápido y Ariño siempre buscando sus opciones desde el extremo.
La diferencia subió hasta los diez goles (27-17) en el ecuador del segundo tiempo, con Senovilla dando descansos a jugadores con más carga de minutos. Aun así, el Balonmano Nava sacó arrestos para reducir las distancias y entrar en la recta final del partido ocho goles por debajo, pero el Barcelona apretó hasta el final, llegando hasta los 36 goles. El Viveros Herol hizo 25 con el último tanto logrado por Pancho Ahumada desde los siete metros con el tiempo ya cumplido, y el orgullo navero intacto, que una cosa es perder ante un equipo superior, y otra dejarse ir. Sucedió lo primero, pero no lo segundo frente a un Barça que ya acaricia el título de liga. Otro más.
ÁLVARO SENOVILLA
“A nivel competitivo hemos estado bastante bien. Quizá nos ha costado al final del partido seguir el ritmo que mete el Barcelona, pero en los primeros minutos hemos mantenido al rival en pocos goles, que era nuestro objetivo. Incluso en la segunda parte les hemos llevado al pasivo en algunos ataques, obligando a Ortega a pedir tiempo muerto. en definitiva ha sido un partido en el que no nos vamos con mal sabor de boca. El Barcelona es un equipo superior, se ha mostrado así, y nosotros hemos estado bastante bien. Saco cosas positivas de nuestra actuación. Queríamos ganar pequeñas batallas, como que no nos sacaran muchos contragolpes, que tuvieran que trabajar sus ataques y no hacerles el partido fácil. Eso lo hemos conseguido”.
