Año tras año, desde que el 7 de julio de 1812 un decreto de la Regencia ordenara perpetuar la memoria de Luis Daoiz y Pedro Velarde en las distintas unidades del arma de Artillería, las generaciones de alumnos que han pasado por el entonces Real Colegio y hoy Academia de Artillería han conocido por boca del capitán profesor más antiguo del centro la referencia histórica del primer hecho de armas de la Guerra de la Independencia que tuvo lugar en el madrileño parque de Monteleón el 2 de mayo de 1808.
De esta manera, los oficiales y suboficiales del arma incorporan a su código genético sentimental a través de la Lección del Dos de Mayo la capacidad de sacrificio y el valor de dos bravos oficiales que murieron en defensa de sus conciudadanos, dándoles además la posibilidad de defenderse de un ejército invasor.
Ayer, el capitán Francisco Luis Fernández Sánchez, a los pies del monumento que Aniceto Marinas erigió en memoria de Daoiz y Velarde frente al Alcázar, fue el encargado de cumplir con esta señera tradición artillera en un acto presidido por el teniente general jefe del Mando de Adiestramiento y Doctrina (MADOC), Francisco Puentes Zamora, acompañado por el Teniente General jefe de la Unidad Militar de Emergencias (UME), José Emilio Roldán Pascual y el general director de la Academia, Alfredo Sanz y Calabria.
El capitán Fernández Sánchez realizó un pormenorizado relato de los historiales de Daoiz y Velarde, así como de los hechos que derivaron en la gesta de los dos oficiales de artillería, que consiguieron una perfecta fusión entre Ejército y Pueblo al permitir que los madrileños accedieran a las armas para su defensa.
Aunque en su lección reconoció la dificultad de juzgar «con ojos de presente» estos hechos, el profesor aseguró que lo más importante es que ambos «actuaron motivados por la lealtad hacia su pueblo, hacia su patria y hacia sus propios ideales».
Además, aseguró que esta virtud «desarrolla nuestra conciencia, porque es un compromiso que nos mueve a defeder lo que creemos y en quién creemos».
Antes de la lección, tuvo lugar la entrega de condecoraciones y recompensas a los oficiales y suboficiales del arma en Segovia, así como los premios «Dos de Mayo» y «Sargento Ciro Martínez» a los alumnos de las escalas superior y básica más destacados en el ejercicio de su tarea; que este año recayeron en el alférez Gabriel Siles y el sargento David Santos.
PROTOCOLO
El único episodio que empañó esta brillante jornada fue un desajuste en el protocolo de autoridades que impidió al alcalde Pedro Arahuetes estar presente en el lugar que le fue asignado inicialmente por la organización. El alcalde llegó apenas tres minutos iniciado el acto y fue situado en las filas posteriores de autoridades, sin que pudiera presidir el desfile de las unidades de alumnos con el que concluyó el acto. El secretario provincial del PSOE, Juan Luis Gordo, expresó públicamente su malestar por este hecho y aseguró que la subdelegada del Gobierno «pudo darse cuenta y haber cedido su sitio, pero entiendo que fue un desajuste de protocolo y espero que no vuelva a suceder».
Artillero, militar, segoviano y español
El acto del Dos de Mayo sirivió para que la Academia de Artillería reconociera y distinguiera al exministro de Defensa Eduardo Serra, que ocupó esta cartera entre 1996 y 2000M y que ayer recibió el título de “Artillero de Honor”. Serra —presidente de la Fundación Everis— recibió de manos del Teniente General jefe del MADOC la distinción, y en un breve discurso agradeció este título que aseguró le señala como “artillero, militar, segoviano y español”. Asimismo, apeló a la virtud militar de la unión para afrontar “estos tiempos difíciles de austeridad para todos, incluso para el propio Ejército, porque sólo la unión hace la fuerza”.
‘Hic Ossa Sunt’
Una pequeña lápida con una escueta frase en latín (“Aquí están los huesos”), una cruz y el año 2012 escrito en números romanos instalada a los pies del monumento a Daoiz y Velarde recuerda desde ayer que los restos mortales de los dos capitanes reposan bajo esta losa. Aunque la mayor parte de los cuerpos de ambos reposan en la madrilena plaza de la Lealtad, el Museo del Ejército conservaba algunos restos que fueron recientemente cedidos a la Academia de Artillería y depositados el pasado martes bajo esta lápida que ya recuerda para siempre su presencia en la cuna de la artillería.