Sábado 24 de mayo, jornada 38, estadio Ruta de la Plata y el Zamora como rival. Una fecha marcada desde hace meses atrás en rojo en el calendario de una Gimnástica Segoviana como la gran cita en la que certificar su ansiado sueño de la permanencia en Primera RFEF. Llegado el día, la ilusión se desvaneció ante una cruda realidad, pues entre poco y nada tuvo que ver. De un posible partido para el recuerdo gimnástico a uno totalmente intrascendente. De los que nadie quiere jugar. Porque allí, la Segoviana llegó sin alicientes deportivos, sin opciones, sin pulso, sin vida al fin y al cabo. Lo único en juego, su dignidad y orgullo de despedir con la cabeza alta su aventura en la antesala del fútbol profesional antes de volver, con el billete ya en la mano, al lugar donde nunca quiso regresar, la Segunda RFEF.
En estado de depresión y aún con heridas sin cicatrizar a razón del cruel descenso ya consumado, el equipo de Ramsés Gil compareció en la última jornada de la temporada para afrontar el derbi regional ante un Zamora en una coyuntura algo más favorable a la azulgrana ya que, pese a decir adiós a su sueño de alcanzar el playoff de ascenso, al equipo rojiblanco le quedaba el consuelo de poder certificar su billete para la próxima edición de la Copa del Rey. Se dio de bruces con el honor de la Segoviana (1-1).
Para el último baile, Ramsés Gil, obligado por las lesiones y sanciones, hizo acto de presencia en el Ruta de la Plata con un once con sorpresas y un banquillo repleto de canteranos. Su presencia fue la mejor de las noticias azulgrana en tierras zamoranas. Así, Oliva actuó bajo palos, defensa de tres para Hugo Marcos, Abel y David López, carrileros para Maroto y Tellechea, centro del campo para Rodrigo Ibañes, Fer Llorente y Fernán y arriba para el gol Hugo Díaz acompañado por Diego Gómez. Sobre el verde, las necesidades de Segoviana y Zamora parecieron intercambiarse en una primera parte con muchas ocasiones y pocos goles legales. Los dos anulados, cayeron de lado de una Segoviana que dejó una notable imagen.
Sin presión y cuál trámite, entró mejor el equipo azulgrana, esta vez vestida de blanco, con hasta tres primeras llegadas sobre la portería local. Los protagonistas, Tellechea por partida doble y Fer Llorente, que obligaron a Altube a intervenir para sostener a un Zamora incómodo en el arranque. Y su apatía cerca estuvo de tener condena, pero se salvó por una decisión arbitral. No sería la última. Porque el monólogo de la Segoviana no cesó, aunque no se vio traducido en el marcador a razón de una acción que invalidó por fuera de juego el asistente cuando Diego Gómez aprovechó a las mil maravillas un balón filtrado de Hugo Díaz con el que superó a Altube por el palo corto.
El gol anulado gimnástico ya sí hizo despertar al Zamora, no por causalidad, sino por casualidad, pues un error en la salida de pelota de Fernán acabó con un disparo de Kike Márquez desde el corazón del área que se marchó a escasos centímetros de la portería defendida por Oliva. Los minutos pasaban, con poco fútbol combinativo y muchas visitas al área. Las dos últimas del primer acto también tuvieron color segoviano, pero sin recompensa. En primera instancia, de nuevo el asistente se convirtió en protagonista al anular el tanto de Tellechea y, en la última, Hugo Díaz perdonó el 0-1 con un cabezazo desde el punto de penalti que no encontró portería.
A la tercera va la vencida
Tras el paso por vestuarios, avisó el Zamora, disparó por fin la Segoviana. Porque el equipo de Juan Sabas pareció tomar el control por medio de centros laterales. Bajo ese atajo, Oliva se vio obligado a intervenir tras una chilena en semifallo de Pito Camacho, pero fue a la Segoviana quien le pagó su insistencia. Bajo el pie de Fer Llorente, Diego Gómez cazó un balón de Tellechea en el área chica para, de primeras y con un toque sutil, sacar a relucir la dignidad de la Segoviana. 0-1.
El tanto fue un golpe al mentón para el Zamora que, sin tiempo siquiera de reacción, se mantuvo con vida gracias al desacierto gimnástico, primero con un misil tierra-aire de Diego Gómez y, acto seguido, con un disparo de Tellechea que se marcharon rozando la portería de Altube. Lo acabó pagando con un nuevo y, esta vez, último castigo de la temporada. El culpable, un recién ingresado Roni que engatilló desde la frontal del área para, a cinco minutos para el final, superar a Oliva con un disparo duro y raso. 1-1.
Instantes antes, el capitán Manu, junto a un Guillermo San Felipe que debutaba con el primer equipo, entraron en lugar de Ibañes y Hugo Marcos y, tras el empate, la nota más positiva en Zamora en clave gimnástica se sucedió con los también debuts en la Segoviana de Héctor Pino y Javier Cuenca por Diego Gómez y Fernán.
Ya en los últimos compases, un Zamora en busca del triunfo con el que certificar su billete para la Copa del Rey se volcó sobre la portería de Oliva, pero chocó ante el pundonor de una Segoviana que se despidió de la categoría muriendo de pie, puntuando y con el orgullo intacto. Ahora, tiempos de reflexión, futuros en el aire y de vuelta a la realidad de la Segunda RFEF. Porque tras un viaje tan bonito como pasajero, colorín, colorado, el cuento de la Gimnástica Segoviana en Primera RFEF ya sí se ha acabado.
