Los pasillos y las salas de la residencia de Personas Mayores “El Sotillo” que Cáritas regenta en La Lastrilla han abandonado el aspecto neutro de cualquier centro asistencial para mostrar vivos colores con los que quiere demostrar su vocación por hacer más cómoda y fácil la vida a los 108 residentes que atiende en la actualidad.
El color es sólamente una de las novedades que ofrece el centro asistencial, que ayer dio por terminadas oficialmente las obras de remodelación que han ocupado los esfuerzos de la oenegé desde 2004, con una inversión que supera los dos millones de euros.
El obispo de Segovia, Ángel Rubio Castro, presidió en el vestíbulo central de la residencia el acto de reinauguración de la residencia, en el que estuvieron presentes las autoridades locales y provinciales y una nutrida representación de las personas mayores que residen en el centro.
La presidenta de Cáritas, Rosario Díez, destacó el trabajo realizado en los últimos siete años para sacar adelante un proyecto que ha conseguido dotar a la residencia de las infraestructuras necesarias para cumplir las exigencias de la atención a las personas dependientes que marca la ley.
De este modo, señaló que las obras han “reconstruido todas las habitaciones”, que actualmente cuentan con baño geriátrico adaptado, y se han equipado con colchones anti-escaras, camas articuladas y mobiliario; mientras que cada planta del inmueble cuenta con una grúa geriátrica y un baño general para camilla.
Además, las obras han servido para mejorar el entorno de la residencia, dotándole de mayor espacio para el paseo y eliminando los obstáculos e impedimentos para sillas de ruedas.
Antes de la bendición de las instalaciones, la subdelegada del Gobierno María Teresa Rodrigo Rojo y la gerente territorial de Servicios Sociales, Pilar Sanz, destacaron el esfuerzo realizado por sus departamentos para dotar al centro de su actual estado, y el obispo de Segovia realizó un encendido elogio de la caridad, cuyo ejercicio”busca el bien integral, tanto material como espiritual del hombre” y señaló a los residentes como “el alma de la residencia” para quien todo está dedicado.
