La Revista Digital enraiza2, editada por el Instituto de la Cultura Tradicional Segoviana “Manuel González Herrero”, celebra en septiembre del 2018 sus 30 números con el Especial Fotografía y Tradición, disponible en la dirección web http://www.institutogonzalezherrero.es/numeros-enraiza2 a partir de mañana lunes día 3. En su portada, una imagen que nos retrotrae en el tiempo un siglo: el posado de una las “bailadoras” de Abades que viajó a Londres en 1914 con motivo de la Exposición Internacional de Turismo “Sunny Spain” junto a los danzantes de esta localidad y el “Tío Tocino” como dulzainero. A partir de esta instantánea de Alfieri se abren las puertas al análisis de la fotografía etnográfica desde distintas miradas, consolidada en la actualidad como una indispensable herramienta de trabajo para los investigadores y que traslada hasta las páginas de la Revista enraiza2 nuevos e importantes logros a partir de materiales dispersos por distintos fondos de instituciones públicas y colecciones particulares. Entre las firmas que me acompañan en esta celebración, la del etnógrafo Carlos A. Porro y las investigadoras catalanas Clara Beltrán y Mª Ángeles López Piqueras; como autora segoviana, la de la Directora del Centro de Interpretación del Folklore/Museo del Paloteo, Arantza Rodrigo.
Junto a tales textos, el artículo de investigación que firmo en el número de septiembre, centrado en la indumentaria tradicional segoviana -el tema de mi tesis doctoral-, da a conocer al lector el cotejo entre documentos gráficos de gran impacto histórico y repercusión social, y las piezas testigo localizadas en el trabajo de campo: en concreto, entre las fotografías que realizara el fotógrafo francés J. Laurent en 1878 a la comitiva segoviana que viajó hasta Madrid para asistir a la boda de Alfonso XII, y las piezas testigo conservadas por los herederos de varias de sus integrantes. De esta forma, y con ciento cuarenta años de distancia entre sí, se ha conseguido dar color a varias de las prendas vestidas para la ocasión por Cecilia Pastor Canto, la mujer tureganense que fue ama de cría en la corte de Isabel II entre noviembre de 1853 y febrero de 1854. Todo ello, gracias a la mediación de Milagros Pascual, la artesana segoviana de monteras que ya ha superado las tres décadas dedicadas a la confección de este tocado.
La mediación de Milagros Pascual.
El nombre de Milagros Pascual, asociado indisolublemente a la historia de la confección artesana de monteras en Segovia, es signo de gusto personal, calidad en el empleo de materiales y un trabajo de documentación gráfica sobre este tocado que le ha ocupado más de tres décadas. De cara a la preparación del artículo de investigación publicado ahora en la Revista Digital enraiza2, Milagros compartió conmigo sus escritos sobre la recopilación de datos en torno a varios de los conjuntos más icónicos de la indumentaria tradicional segoviana, encumbrados primeramente por la fotografía de J. Laurent de 1878 -y las posteriores y masivas reproducciones en forma de tarjeta postal hasta la década de 1910-, y después por el objetivo del representante del pictoralismo español, Ortiz Echagüe y su obra España. Tipos y Trajes, ya en 1930. Según escribió Milagros en un cuadernito y bajo el título “Historia de una nodriza”, “hace más de treinta y seis años, cuando empezó mi pasión por los trajes tradicionales segovianos, me dediqué a buscar todo lo que me informara sobre ellos -libros, láminas, fotografías…-, que fui encontrando y guardando en mis álbumes. Mi afición me llevó al Santuario del Henar, y allí compré todas las fotografías que encontré de segovianas con montera, solas y en grupos, realizadas por el Padre Benito de Frutos. También reuní todas las láminas de la boda de Alfonso XII con su prima María de las Mercedes de Orleans y Borbón en 1878. Sin duda, el traje que más me impactó fue el “almenado” o también llamado “de las torres”. En esos años yo no sabía que ese traje era de nodriza o un traje segoviano sin más, porque reunía todas las piezas características, incluso su montera”.
Después de más de dos décadas compartiendo con ella fotografías y documentación sobre la indumentaria tradicional segoviana, la constante búsqueda de Milagros en torno a este particular traje popular confeccionado en el ámbito cortesano, se hizo real gracias a la localización de diferentes prendas femeninas conservadas por los herederos de Cecilia Pastor -de los que guarda su identidad por su expreso deseo-. Este hecho, fechado en el 2014, lo dejó escrito con estas palabras: “El 9 de abril del 2014 fue un día clave, creo que fue uno de los días más emocionantes de mi vida, porque se abrió ante mí un gran tesoro. Colocadas en un sofá, varias sillas y una mesita, estaban expuestas varias prendas que yo había visto muchas veces en fotos, láminas y libros: el manteo que lució Cecilia Pastor en la boda de Alfonso XII, su delantal, el jubón de raso… También, una camisa larga blanca con superpuestos en terciopelo picado en azul noche, y lo más sorprendente para mí, en una vieja caja, estaba la montera más bonita que he podido contemplar entre mis manos, quizá la montera más reiterada en fuentes gráficas de las que he visto antiguas y que llevaba buscando más de veinticinco años. En la misma caja había un cinturón bordado con una mariposa central y muchas flores, unos zapatos con grandes hebillas metálicas forrados de tela de terciopelo azul, como el cinturón, una trenza de pelo y una fotografía del manteo “de las torres” fechada en 1928”.
Análisis y contextualización de las piezas testigo
El resultado del análisis del conjunto de estas prendas femeninas me ha permitido afirmar que el traje “de las torres” confeccionado en terciopelo en la década de 1850 se conforma como el traje de gala de nodriza de vistió Cecilia Pastor durante su corta estancia en la Corte de Isabel II, alejado por completo de los modelos segovianos de la zona del Llano y cercano estéticamente a la moda cortesana de la época y a otros modelos de gala, de media gala y de diario confeccionados para otras amas de cría del momento y del origen pasiego. Sin embargo, veinticinco años después y en el posado de J. Laurent de 1878, mientras que Cecilia Pastor fotografiada junto a su marido Facundo Montes lució una saya -que no manteo- de algodón verde decorada únicamente con tiranas de terciopelo rematadas con una pequeña guarnición dorada -que representaría parte del traje de media gala o de diario-, serían sus hijas, Isabel y Amalia Montes Pastor las que vistieran respectivamente el traje “de las torres” -por ser ésta ahijada de pila de los monarcas- y el trío de complementos conformado por la montera, el cinto y los zapatos. Curiosamente, y dando unidad al conjunto llegado desde la corte, el empleo del terciopelo azul presente en las haldetas de uno de los jubones inventariados, también se localiza en el cinto femenino bordado y los zapatos decorados con hebillas, siendo la tela utilizada a su vez para la elaboración del inusual picao de la camisa que se observa en el traje “de las torres”.
