El domingo 30 de enero tuvo lugar el I Congreso Ríos Limpios organizado por la Plataforma que lleva ese mismo nombre y a la que pertenecen más de 30 organizaciones, para sacar a la luz los problemas causados por los vertidos que acaban en los ríos sin depurar. En dicho Congreso participó la ONG ambientalista Colectivo Azálvaro que trabaja en esta línea en la localidad de El Espinar.
Uno de los principales problemas medioambientales hoy en día es el que surge de la mala práctica de tirar toallitas higiénicas por el inodoro, llenando los ríos y mares de estos residuos muy difíciles de eliminar y, que además, cuestan millones de euros a las administraciones públicas.
“Hace muchos años, no se conocían las toallitas húmedas y se utilizaban otros materiales para la higiene como papel higiénico, esponjas, agua, jabón, etc. Fue en el año 1957 cuando un hombre indio las inventó con la idea de que se usaran para limpiarse las manos, nada más. Pero hace poco más de 15 años su uso se extendió como alternativa al papel higiénico o una bayeta y ahí fue donde comenzó el problema”, explican desde el Colectivo Azálvaro.
Desde su aparición, las toallitas húmedas han venido taponando desagües de viviendas, alcantarillado, depuradoras, etc. de pueblos y ciudades más o menos grandes (también los bastoncillos, compresas y tampones) generando dificultades en el sistema de saneamiento de aguas residuales, incluso creando un problema de salud pública. Todo ello supone un coste económico elevadísimo a nivel nacional, sobrepasando los 200 millones de euros en toda España, según explicó el presidente de la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS), Fernando Morcillo.
“Las toallitas han sido un invento más de la moda de ‘usar y tirar’ y sabemos que son totalmente prescindibles. Además, aunque se anuncien como biodegradables no lo son ya que están fabricadas con microplásticos y algunas con microfibras sintéticas de celulosa. Estos materiales, se van desintegrando en micropartículas plásticas que acaban directamente en los cauces de nuestros ríos y mares, donde tardan cientos de años en degradarse y pueden ser ingeridas por distintas especies de fauna acuática, produciéndoles la muerte directa (cada año, más de un millón de aves y más de 100.000 mamíferos marinos mueren como consecuencia de la ingesta de plásticos que llegan al mar)”, aseguran.
Por estos motivos, el Colectivo Azálvaro se ha sumado, junto a muchas otras ONG ambientalistas e intervencionistas, asociaciones de vecinos, etc. a la @PlataformaRiosLimpios formando parte activa de un grupo que lucha por la salud de los ríos. Debido a que los residuos de toallitas húmedas causan graves daños ambientales y en infraestructuras de saneamiento, desde esta plataforma se están pidiendo soluciones: la más ambiciosa es que se dejen de utilizar y comercializar, como ya ha ocurrido con los cubiertos de plástico de un solo uso; que se construyan estanques de tormentas que sirvan como filtro para que las toallitas no lleguen a los ríos; y que hasta que esos objetivos se consigan, concienciar a la población de que nunca se arrojen por el desagüe si no que se depositen en el contenedor de restos.
“Desde el Colectivo Azálvaro siempre promovemos la reducción de residuos frente a la reutilización, reciclaje o valorización”, explica Belén García coordinadora del área de Ciencia Ciudadana del Colectivo Azálvaro, y miembro de la Plataforma Ríos Limpios.
