Mylo Xyloto, el nuevo trabajo de Coldplay que será presentado hoy, comenzó como un disco acústico, pero algo se torció por el camino, porque su resultado, «una amalgama de ideas», comulga mejor con otro rasgo de sus últimos álbumes que la banda reconoce sin pudor, ya que, según apuntaron, «nos apasiona tocar grandes canciones en grandes escenarios».
«Aunque sea a un nivel inconsciente, tenemos presente que saldremos de gira. Si hiciésemos un disco acústico, estaríamos limitando los espacios en los que podría ser interpretado», explicó Guy Berryman, bajista de la formación británica, que mañana actuará en la plaza de toros de Las Ventas en Madrid, un día después de publicar su quinto disco de estudio.
En una entrevista desde su sobrio, casi espartano, estudio londinense llamado The Bakery, Berryman y el batería Will Champion cuentan que, a pesar de ello, en origen se propusieron que Mylo Xyloto fuese un álbum «muy tranquilo y sencillo».
«Teníamos muchas canciones así, y otras dos o tres que tenían que sonar con guitarras y toques electrónicos. No queríamos hacer dos discos, por lo que las pusimos todas juntas y algunos de los temas que empezaron siendo acústicos, terminaron adquiriendo ese gran sonido», detalló Champion.
Los componentes de la banda describen el resultado final como «una amalgama de todas esas ideas que surgieron por el camino», y con una idea principal sobrevolando todo el conjunto, «la de la ruptura con la oscuridad y la opresión», con una producción urbana y bailable.
Predominan los grandes arreglos, siguiendo la estela de su disco anterior, Viva La Vida Or Death And All His Friends (2008), con unas pocas pinceladas más intimistas, lo que coincide con el reconocimiento de Guy Berryman de que les encanta tocar «grandes canciones en escenarios enormes».
Además, matizaron que, cuando iniciaron su composición, también se plantearon realizar una película con dos o tres personajes, uno de los cuales había de llamarse Mylo Xyloto, lo que termina con las incontables especulaciones en torno al extraño título de su nuevo álbum. «No significa nada», aseveró Champion.
Sus producciones cada vez más épicas y su abierta defensa del comercio justo y de otras causas sociales les han deparado críticas por su parecido con los irlandeses U2.
«Son una inspiración para todos. Es difícil ignorar su influencia en la música y en otras causas», señaló Berryman, quien, a pesar de remarcar «el impacto claro» que la banda de Bono ha tenido en ellos, cree «de verdad» que Coldplay hace «algo muy distinto».
Atrás ha quedado, dicen, sus años de «angustia adolescente», para entrar en una etapa en la que se sienten «más relajados», pero afirman que no se creen nada y que, con cada álbum, vuelven a probarse ante el público.
Su alto nivel de autoexigencia provocó que se dilatara el lanzamiento de esta obra, en busca de un par de temas que redondearan el conjunto, un epílogo en el que compusieron la mística Up In Flames, «la última pieza del puzzle».
«Creemos en el concepto de álbum. Nunca hemos sido una banda de singles como Lady Gaga, cuyas canciones son a menudo éxitos masivos», concluyó Champion.
