La Avenida del Acueducto fue escenario de la gran fiesta del deporte y la solidaridad en la duodécima edición de la Carrera Popular y Marcha Solidaria Caja Rural a favor de la Asociación Española Contra el Cáncer en Segovia.
A primera hora de la mañana cerca de 300 corredores tomaban la salida de la carrera competitiva de 16,5 kilómetros por la Senda Verde del Eresma de Palazuelos. Luis Dorrego cruzó la meta en un tiempo de 57:36, alzándose con victoria con cuatro segundos de ventaja sobre el segundo, que fue Fernando Gómez, seguido de Abraham Tapias.
Pilar Moreno fue la primera fémina en cruzar la meta en un tiempo de 1:10:01, con una distancia importante sobre Míriam de Frutos que fue segunda seguida de cerca por Graciela Garrido.
Los cerca de 2000 andariegos que participaron en la marcha solidaria tomaron la salida en una mañana en la que la temperatura acompañó e invitó a muchos visitantes a sumarse a esta causa. Tampoco quisieron perderse la cita solidaria el alcalde de la ciudad, José Mazarías; la vicepresidenta de la Diputación, Magdalena Rodríguez; el presidente de la AECC en Segovia, Juan Vicente Cuesta y numerosos representantes de todas las instituciones. El artista segoviano más internacional, Luis Moro, creador de la imagen y padrino de honor de esta edición, dio la salida de la marcha y fue testigo de la emocionante la marea de gente que llevaba la camiseta conmemorativa de la prueba, caminando juntos contra el cáncer.
A continuación, las carreras de menores, que contaron con una elevada participación en sus distintas categorías, llenaron de color y alegría la Avenida del Acueducto.
ALMUERZO SOLIDARIO
Los cocineros de la Asociación de Cocineros de Segovia y los voluntarios del Banco de Alimentos prepararon el tradicional almuerzo del segador: 4000 huevos, 150 kilos de chorizo cocido al vino y 400 barras de pan para poder un broche inmejorable a una jornada que, más allá del deporte, da pasos solidarios contra el cáncer.
El grupo segoviano Finister amenizó la jornada con sus temas de pop, rock e indie, arrancando los cánticos y bailes de los que no quisieron perderse el fin de fiesta.
A las tres y media de la tarde, la Avenida del Acueducto recuperaba su aspecto habitual. Ni un papel en el suelo. Todo un ejemplo de limpieza, civismo y convivencia.
