
El poema es una amalgama de influencias: regeneracionismo, modernismo, clasicismo, culteranismo… introducidas a machamartillo en los versos. Pero el editor del periódico tuvo buen olfato. Lo firmaba Dionisio Ridruejo (1912-1975). Un polifacético personaje de una personalidad arrolladora y que de una manera u otra copará la historia política e intelectual española durante cuarenta años.
Aunque nacido en El Burgo de Osma, tuvo una relación intensa con Segovia. “Aquella ciudad pequeña me fascinó, y aún me queda su encanto, que luego tuve ocasión de renovar con morosidad”, reconoce en Casi unas memorias, libro póstumo interesantísimo para comprender no solo la conversión en demócrata de un camisa vieja que formó parte de la División Azul, sino porque describe con una honestidad intelectual y una lucidez memorable la convulsión social que vivió España en esos cuarenta años que mencionaba antes. Habla mucho de Segovia en el libro; también lo hace en Castilla la Vieja, pero yo prefiero la manera del primero, en donde vibra más el pálpito de lo humano.
La poesía acompañó toda su vida a Dionisio Ridruejo, y escribió con ella varios libros. Hoy protagoniza esta sección Plural, editado en 1935 en la imprenta de El Adelantado. Muchos poemas están dedicados a amigos suyos segovianos: Luis Felipe de Peñalosa, Martín y Gómez, Luis Marcos, (Jesús) Unturbe. La mayoría de ellos son romances, con tintes de poesía popular, tan en boga en esos años en España; con rima asonante, aunque a veces se atreva con la consonante. También se escapa, cómo no, algún soneto. El poeta, a pesar de la edad, ha adquirido un tino que se deja notar en unas composiciones limpias y menos forzadas que la leída en El Adelantado. Vivió en donde le dejaron pero nunca olvidó Segovia. Participó en el importante Congreso de Poesía de 1952, y en el acto homenaje a Machado en el vigésimo aniversario de su muerte. Fue un hombre íntegro y un ciudadano que intentó una mejor vida para sus compatriotas.
