Hace días, en la Gala del Deporte Segoviano, conocimos por el alcalde de Segovia, Don José Mazarías, que nuestra ciudad se postula para ser Ciudad Europea del Deporte. Parafraseando al Quijote “¡Cuan largo me lo fiais, amigo Sancho!” lo cambio por “¡Cuan corto me lo fiais, amigo Mazarías!”
El título es sugerente para Segovia; pero, pensando en esa denominación para el año 2025, se me hace muy corto sin aportar algunas condiciones. Se han hecho un logotipo y un vídeo; mas, por muy preciosos que sean esos inicios, Segovia, además de su belleza, deberá poseer unos mínimos en el ámbito deportivo para demostrar ser una potente candidata.
Todos sabemos algunas necesidades que deberíamos poseer: el estadio de La Albuera con los arreglos necesarios (césped, iluminación, megafonía, vestuarios, cabinas y sala de prensa); vestuarios y gradas en los campos Mariano Chocolate y José Antonio Minguela, un módulo cubierto de atletismo, una piscina cubierta apta para competiciones internacionales, centros de formación física y deportiva, pistas municipales de tenis y pádel para competiciones de alto nivel, o el intento para promocionar carreras de ciclismo de ámbito provincial y etapas en nacional como la Vuelta Ciclista a España.
Me conformaría con que un 50% fuesen realidad; pero, aun siendo un alocado optimista, me resulta imposible que nuestra candidatura convenza a la comisión evaluadora de ACES Europe, que es la entidad que resuelve este título. Por cierto, ese órgano ya ha designado la candidatura de Zaragoza para la ciudad europea del deporte en el 2026 ¡Que Dios nos pille confesados!
