El monólogo escrito por Miguel Delibes en el que Carmen Sotillo mantiene una larga conversación con su marido muerto es por derecho propio una de las obras cumbres del teatro en español. Tras el éxito alcanzado por Lola Herrera en el mítico montaje de la directora Josefina Molina y el productor José Sámano, Natalia Millán toma el testigo para poner sobre el escenario este texto que puede verse en la sala Ex.presa 1 del Centro de Creación La Cárcel hoy y mañana en una inigualable oportunidad para disfrutar de este monumento teatral.
Desde el año 2009 interpreta a Carmen Sotillo en uno de los retos más importantes de su carrera ¿pesa mucho la responsabilidad?
Evidentemente, es un reto profesional muy importante que asumí hace tres años cuando Josefina Molina me propuso el papel, y yo lo acepté encantada sin pararme mucho a pensar en el riesgo que conlleva, porque está avalado por un gran equipo, no sin dudas por el recorrido experiencial de la obra y del propio autor. Hace tres años, estrené en Valladolid y creo que sigue gustando mucho al público. Yo lo he afrontado con todo el rigor y la dedicación de la que soy capaz, porque es uno de los textos más conocidos del teatro español y es una auténtica joya.
¿Cómo definiría el personaje de Carmen Sotillo?
Carmen es una mujer que a través de una aparente simpleza tiene una gran complejidad. Cualquiera que conozca la obra de Delibes sabe que es una autentica genialidad literaria por cómo a través de esta mujer hace un retrato impecable de la sociedad de la época, que es un retrato fiel, agudo y mordaz, no exento de compasión y muy divertido en ocasiones. Además, y a traves de discurso critico con Mario, Carmen retrata tabién los lados más oscuros de la sociedad de la época, pero creo que si tuviera que definir a la protagonista lo haría al igual que con la propia obra, y creo que es una comedia vestida de luto, con un humor finísimo vestido de drama. Delibes quiso eludir a la censura con un texto muy inteligente, desde la defensa de la mentalidad de Carmen Sotillo, con un discurso en ocasiones disparatado en el que vamos descubriendo el retrato en negativo de su marido, que no es otro que el de la sociedad.
¿Cual es el marco en el que hay que situar la obra para entender mejor la trama?
Yo creo que la obra tiene dos planos,. uno que contextualiza la situación de la mujer de la época, que tiene ciertos anacronismos con la actual situación, aunque corremos el riesgo de volver a experimentar un cierto retroceso con la actual crisis de valores que tenemos, y el plano emocional, en el que creo que hemos cambiado muy poco los seres humanos. La obra aborda los problemas de la pareja y sus emociones, con la comunicación como eje fundamental de los problemas de pareja, y como eso se fundamenta en una relación de pareja con dos elementos muy opuestos, donde se ve que cuando no hay comunicación la base se pierde completamente.
Cuatro décadas de éxito y cada vez que se pone en escena, «Cinco horas con Mario» triunfa sin paliativos. ¿Dónde radica su éxito?
Cuando empecé este viaje pude ver la brillantez y la calidad del texto y una de las grandes sorpresas que me he llevado es cómo la aceptan los jovenes. A la obra viene nuchos alumnos de insitutos ya que la obra es lectura obligada en la ESO, pero aunque vienen obligados, disfrutan la función y entienden muy bien el humor. Otro público más mayor disfruta más de los recuerdos y las sensaciones de una época que recuerdan perfectamente.
Además he tenido el gran privilegio de contar con José Sámano, y me contaba que Delibes se reía muchísmo con la obra. El publico llega al teatro con actitud muy solemne y a veces no se relajan, pero los jóvenes tienen una mirada más limpia y por eso disfrutan mucho de la obra.
