Pocas veces una despedida tiene tanto sabor a reencuentro. Cientos de ex alumnos y alumnos del Colegio Sagrado Corazón de las Hijas de Jesús, las Jesuitinas, como durante décadas se las ha conocido en la ciudad, volvieron a encontrarse ayer, en ocasiones tras largos años sin coincidir, para decir adiós a un centro que ha formado parte del panorama educativo de Segovia durante 120 años y que es parte irrenunciable de la vida de varias generaciones de segovianos.
Aunque se trataba de decir adiós, ya que las clases terminarán la próxima semana y el centro cerrará oficialmente sus puertas el 31 de agosto, seguramente ‘hola’ fue ayer la palabra más repetida en el Colegio de la calle San Geroteo. Ex alumnas de todas las edades, desde las que dejan ahora el centro hasta ancianas cercanas a los ochenta años, compartieron ayer una jornada llena de abrazos, recuerdos, emociones, sonrisas y muchos ojos llorosos.
A las once de la mañana, las organizadoras de los actos comenzaban a repartir las pañoletas, siempre tradicionales en las fiestas del colegio, y las papeletas para participar en las distintas actividades. A partir de las doce, la capilla se llenaba para seguir la eucaristía, en la que no faltaron, también tradición de las Jesuitinas, ni las guitarras y la música ni la participación en las lecturas, las peticiones o las ofrendas.
Sagrario de Andrés, directora del centro, señalaba en unas palabras previas a la misa que estos días están siendo “de sentimientos encontrados, pero estos momentos son motivo de acción de gracias, porque si estamos todos aquí reunidos es porque somos una familia, la del Colegio Sagrado Corazón, y aunque el centro cierre sus puertas, debemos mantener su ideario de amor, entrega y alegría, mirando las cosas con dimensión de futuro”.
Tras la eucaristía, seguida por más de medio millar de personas, muchas de las ex alumnas rememoraron viejos tiempos visitando las aulas e instalaciones del colegio, además de recorrer la exposición de fotografías antiguas y otros recuerdos instalada en la sala de usos múltiples. El almuerzo consistió en una gran paella, degustada por cerca de 400 personas en la plaza de la Madre Cándida.
Ya por la tarde se desarrollaron visitas guiadas al centro, incluyendo los restos de la antigua sinagoga de los Ibáñez, y se celebró un festival en el salón de actos, otro momento para la evocación. Una verbena puso punto final a los actos de esta jornada de despedida.
