Hace trece años, el periplo de la Selección Española de fútbol en el Mundial de Sudáfrica concentraba el interés de todo un país. Desde el primer partido que el equipo español perdió frente a Suiza, y hasta la final que midió a los de Vicente del Bosque frente a Holanda, España se paralizaba con cada partido de una Selección que llegaba al campeonato como una de las favoritas después de su victoria en la Eurocopa disputada dos años antes.
Prueba de este interés fueron los millones de personas que prefirieron ver la final del Mundial en las pantallas gigantes situadas prácticamente en cada ciudad, y que posteriormente festejaron durante una noche entera el gol de Iniesta que daba el título a ‘La Roja’. Segovia no fue una excepción, con miles de aficionados concentrados en la plaza Mayor donde, con la Catedral de fondo, disfrutaron de una más que agradable tarde/noche de junio.
UN MUNDIAL ‘ESCONDIDO’
Trece años después una Selección Española de fútbol también disputaba, a miles de kilómetros de distancia, la final de un Campeonato del Mundo, pero con algunas diferencias con respecto a la final anterior. El fútbol femenino está en alza en España, pero sin duda no arrastra tantas pasiones como el masculino, y la trayectoria de la Selección dirigida por Jorge Vilda no había sido demasiado seguida por la ciudadanía hasta prácticamente las rondas finales, con partidos ‘escondidos’ en horarios nocturnos por aquello de la diferencia horaria con Nueva Zelanda, y una derrota dolorosa ante Japón que puso una enorme sombra de duda sobre el papel del conjunto nacional.
Sin embargo, el trabajo de las jugadoras y del cuerpo técnico fue enganchando a los aficionados, y la victoria ante Suecia que clasificaba a la final le dio la oportunidad a los Ayuntamientos de sacar a la afición a la calle para ver el encuentro que decidía el campeón frente a la Selección Inglesa. Sin llegar a la avalancha de pantallas gigantes que hubo hace trece años, sí se instalaron las suficientes como para que las personas que se concentraron en las plazas y los pabellones se contaran por varios miles.

El Ayuntamiento de Segovia no quiso ser una excepción, y anunció la instalación de una pantalla en la plaza Mayor para que los aficionados que quisieran vivir el partido en la calle pudieran hacerlo. Y la respuesta de los segovianos fue más que positiva, aunque en los minutos previos al encuentro la presencia de seguidores no fuera ni mucho menos multitudinaria, en buena medida porque el sol apretaba de firme en la matinal de un domingo de agosto en plena ola de calor.
Sin embargo, poco a poco se fueron acercando los aficionados hasta la pantalla gigante, situada en el lado opuesto a la Catedral, y el ambiente de fútbol se mezclaba con el de las terrazas que comenzaban a llenarse de locales y turistas que aprovechaban la ocasión para disfrutar de un momento de descanso viendo el fútbol femenino, en algunos casos por primera vez.
COMPARTIENDO SENTIMIENTOS
Con el partido empezado, los espectadores comenzaron a compartir sentimientos. Los nervios del principio, los sudores fríos con el primer lanzamiento de Inglaterra al larguero, el éxtasis del gol de Olga Carmona que ponía a España con ventaja en el marcador, y el ¡uy! del remate de Salma Paralluelo al palo en la última jugada de la primera parte.
Con algunos turistas haciendo un descanso de su visita a la ciudad para ver el partido, el ambiente fue a más con el paso de los minutos en un segundo tiempo que se hizo casi eterno, pero en el que la Selección Española no sufrió de verdad hasta el tramo final.

Hubo lamento general tras el lanzamiento de penalti de Jenny Hermoso que detuvo la portera inglesa, “porque esta canción ya nos la conocemos y ahora nos empatan” señalaba uno de los espectadores más veteranos, mientras que una joven aficionada preguntaba a su acompañante por el nombre de “la número 6, que es buenísima” y apostaba por la victoria de España “porque Inglaterra no nos ataca nada”.
La emoción de los últimos minutos ante los ataques ingleses dio paso a la euforia contenida tras el pitido final
Pero Inglaterra terminó atacando, y hubo más de un lamento cuando la guardameta inglesa llegó hasta el área española para sacar el último córner del partido, que se transformó en grito de alegría cuando Cata Coll se hizo con el balón y ya no lo soltó hasta que la colegiada señaló el final de la final y hubo alegría general no solo en Segovia, sino en España entera, aunque sin ver la euforia desmedida que llegó tras el éxito del Mundial de Sudáfrica. Todo se andará.
