Medio siglo produciendo leche y derivados ‘premium’, como se denomina a los de la máxima calidad, otorga a la cooperativa Gaza (Ganaderos de Zamora) un criterio de autoridad incontestable a la hora de marcar estándares de producción.
La empresa zamorana despertó una gran expectación mediática cuando lanzó hace un mes y medio al mercado la leche envasada bajo la marca ‘Tierra de Sabor’, cumpliendo unos requisitos muy por encima de lo que la ley exige como, por ejemplo, registrar menos de 50.000 gérmenes por mililitro, cuando la normativa acepta 100.000. No obstante, Gaza no ha tenido que hacer un esfuerzo especial para mejorar su sistema de producción, ya que viene produciendo 30 millones de litros de leche con un sistema diseñado por la cooperativa que ya superaba desde hace casi una década cualquier exigencia legal. De hecho, casi podría decirse que los técnicos de Gaza crearon para el Gobierno de España una guía para la producción responsable que constituye un auténtico manual para producir leche cruda de vaca.
El proceso para que la leche Gaza y ‘Tierra de Sabor’ aparezca en los lineales de los supermercados comienza en una de tantas granjas de la cooperativa, que aplica lo más parecido a la ciencia exacta para obtener el resultado preciso.
La vega del río Órbigo ofrece en Santa Cristina de la Polvorosa el mejor escenario para producir la base forrajera para alimentar al ganado. En esta localidad del norte de la provincia se encuentra la explotación zamorana más alejada de la central de Gaza. «Es una granja prototípica de lo que es nuestro método de producción», explica el presidente de Gaza, Heliodoro Rodríguez. «La granja está organizada en torno al comportamiento social de la vaca que, en estado natural pasta y es gregaria, con ejemplares dominantes y dominados. Se hace una gran cubierta para que no se mojen, se diseña un espacio amplio y una cama individual y un sistema para que no se molesten al comer», apunta el gerente de la cooperativa, José Luis Calvo. «Intentamos que la vaca esté a gusto y sea feliz, entre otras razones, porque produce más», añade.
Los responsables de Gaza, los ganaderos que gestionan la explotación y los visitantes aguardan a las puertas de la granja, que está vallada y cuyo acceso se encuentra restringido. Es necesario ponerse unas calzas de plástico y un cobertor para reducir al mínimo la posibilidad de biocontaminación procedente del exterior. «Cuidamos muy bien de la vacas para que el animal esté lo mejor posible y produzca lo máximo posible, en torno a 30 litros diarios», señala José Luis Andrés, ganadero de 35 años, natural de Santa Cristina.
La granja, que da cabida a 250 vacas, tiene 5.500 metros cuadrados repartidos en cuatro naves dotadas con la última tecnología aplicada al sector. Además, los ganaderos trabajan por turnos para «poder tener vacaciones y fines de semana», según puntualiza Andrés. «Es una forma de animar al joven a que se venga al campo. No olvidemos que éste es un sector estratégico porque comemos de él», dice.
