El secretario general de la Consejería de Cultura y Turismo, José Rodríguez Sanz-Pastor, inauguró ayer en Salamanca la muestra ‘100 años de fotografía taurina. Fondos de la Filmoteca de Castilla y León’, que permanecerá hasta el próximo 14 de julio en la Sala de Exposiciones de Caja España-Duero de la capital charra.
A través de 156 imágenes de diversas localizaciones de la Comunidad, aunque la mayoría pertenecen a Salamanca, el visitante puede disfrutar de todos los pasos en el ciclo vital del toro, desde su origen en el campo hasta su salida de la plaza una vez finalizada la faena, pasando por las diferentes fases de la lidia. A ellas se suman, además, otras instantáneas de festejos populares y varios retratos de matadores ya retirados, algunos de ellos figuras consagradas caso de Curro Romero, Rafael de Paula, Paquirri, Antoñete o el trío de matadores salmantinos formado por El Niño de la Capea, Julio Robles y Santiago Martín ‘El Viti’.
Según destacó el director de Filmoteca regional con sede en Salamanca, Juan Antonio Pérez Millán, la selección fue un proceso complicado dado que en la actualidad cuenta con unos fondos de más de 50.000 imágenes taurinas catalogadas y otras tantas procedentes de donaciones pendientes de catalogar. Pérez Millán agradeció la confianza que los coleccionistas depositan en la Filmoteca al cederle sus archivos. Muchos de ellos pertenecen a fotógrafos salmantinos, caso de Ángel Laso, José Núñez Larraz o Salvador Polo, fallecido recientemente mientras estaba finalizando el proceso de selección.
Además, incluye estampas realizadas por otro histórico profesional charro de la fotografía, Vicente Gombáu, de quien se pueden ver las fichas que hacía de los diferentes animales que posteriormente se empleaban para ilustrar los carteles de las corridas con la imagen de cada uno de los toros que se iba a lidiar.
Planteada como una especie de recorrido antropológico por el siglo XX, la muestra permite no sólo ver la evolución morfológica de la fiesta en la que las fotografías delatan cómo, con el paso de las décadas, tanto los astados como los caballos han ido ganando envergadura, sino que ayuda a hacer un retrato social e, incluso, estilístico dado que también se aprecia evolución en las indumentarias.
