Moscú ya tiene garantizado desde ayer un importante cliente en materia energética, en vista del deterioro que sufren sus relaciones con la Unión Europea tras la crisis ucraniana, que ya ha manifestado en reiteradas ocasiones su intención de reducir su dependencia del país en este sentido. Lo ha logrado gracias al acuerdo alcanzado entre Gazprom y su homóloga China National Petroleum Corporation (CNPC), que, tras una década de negociaciones, sellaron un pacto por el que la compañía estatal rusa suministrará gas al gigante asiático durante 30 años, a partir de su entrada en vigor en 2018, y cuyo valor ronda los 400.000 millones de dólares (unos 291.970 millones de euros).
El contrato, que sirvió de colofón a la visita oficial a China del inquilino del Kremlim, Vladimir Putin, supondrá la entrega de unos 38.000 millones de metros cúbicos anuales a la empresa asiática, que podrían ampliarse a 60.000 millones de metros cúbicos.
Asimismo, el montante económico del acuerdo fue calificado como «el más elevado firmado jamás por Gazprom» por la propia compañía rusa.
No obstante, las empresas no desvelaron el precio exacto que se aplicará al producto energético facilitado a través de este pacto, que entrará en vigor dentro de cuatro años y tendrá una vigencia total de tres décadas.
MONEDA DE CAMBIO
Mientras, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, reiteró el compromiso del Ejecutivo comunitario de «ayudar a encontrar un acuerdo» entre Rusia y Kiev sobre el precio de gas que paga y la importancia de que los suministros «se mantengan», al tiempo que admitió que «Moscú tiene derecho a alcanzar pactos con terceras partes», en relación al contrato rubricado con China.
«Ucrania tiene derecho a firmar un acuerdo con nosotros y Georgia tiene derecho a firmar un acuerdo con nosotros. Al mismo tiempo, Rusia tiene derecho a firmar acuerdos con terceras partes y no objetamos», defendió Barroso en una comparecencia conjunta con el primer ministro georgiano, Irakli Garibashvili, en la que, sin embargo, el dirigente europeo no evocó expresamente el pacto con el gigante asiático.
El portugués sí subrayó, no obstante, la importancia de «la credibilidad» en el mercado energético e insistió en que la energía «no debe ser utilizada como arma política», algo que ya expresó «en términos muy claros» en una reciente carta enviada al primer ministro ruso.
«Los principios de no politizar la energía, dejar al mercado operar, respetar las normas de equidad en este sector económico muy importante son claves y los que nosotros respaldamos», recalcó.
El presidente de la Comisión Europea remitió una nueva misiva a Putin en la que le pidió un «enfoque constructivo» en las negociaciones con Ucrania sobre el precio de gas y los impagos de Kiev y le exigió que no corte el suministro al país, al menos, mientras duren las negociaciones.
La carta, enviada en nombre de los 28 Estados miembros, responde, a su vez, a un mensaje del Kremlim en el que se acusaba a la UE de inacción en este conflicto. El presidente ruso amenazó con cortar el gas a Kiev desde el 1 de junio si no pagaba por adelantado, lo que podría acabar afectando a los Veintiocho porque, la mayoría del mineral ruso importado, llega a través de Ucrania.
Por otra parte, en el caso del acuerdo de asociación y de libre comercio entre la UE y Georgia, que será firmado el próximo 27 de junio en los márgenes de la cumbre europea, Barroso recordó que el presidente ruso se comprometió a no obstaculizar este convenio.
«Al menos antes de los recientes acontecimientos en Ucrania, en una visita que el líder ruso hizo aquí a Bruselas, el presidente el Consejo Europeo y yo dijimos explícitamente a Putin que esperábamos que no obstaculizara las negociaciones del pacto que estábamos preparando con Georgia.
En este sentido, prometió que no haría esto», aseveró el dirigente europeo, que dejó claro que esperan, por tanto, «que las autoridades rusas respeten plenamente el derecho soberano de Georgia de concluir un acuerdo con la Unión Europea en esta materia».
