Son tiempos de cambio en China. Y es que ayer dio comienzo el XVIII Congreso del Partido Comunista, una cita que se celebra cada cinco años y en la que se producirá un relevo en la dirigencia del país. El jefe de Estado y de la propia formación, Hu Jintao, dejará su cargo para que lo ocupe su vicepresidente, Xi Jinping, de 59 años, y que liderará la quinta generación de líderes del gigante asiático.
Durante la inauguración del encuentro, Hu defendió su legado, después de 10 años en el poder, y aseguró que durante su mandato se consiguieron «éxitos históricos», si bien alertó del peligro que constituye para el futuro la lacra de la corrupción, una lucha que, según sus palabras, es «una cuestión de vida o muerte».
«Si no tratamos correctamente este problema, podrá resultar fatal para el partido y hasta podría desencadenar el colapso del Estado», advirtió tras los recientes escándalos en la cúpula del PPCh.
También urgió a los altos cargos a «reforzar la supervisión sobre sus familias y subalternos», que nunca deben «buscar ningún tipo de privilegio».
En su último gran discurso, Hu no hizo mención directa a la reciente caída en desgracia del líder regional y miembro del Politburó Bo Xilai, ni sobre el ministro de Ferrocarriles, Liu Zhijun, destituido también por malversación. Sin embargo, subrayó que el país le presta «una gran atención» a la lucha contra la corrupción y la integridad política de sus dirigentes.
Durante su mensaje de despedida, el mandatario defendió su herencia política de los críticos que hablan de la falta de reformas políticas y económicas e, incluso, de una «década perdida» para la nación.
El gigante asiático creció en estos años hasta convertirse en la segunda mayor economía del mundo y ha conseguido «nuevos éxitos históricos», afirmó. China enfrenta «tanto posibilidades sin parangón para su desarrollo como riesgos y desafíos hasta ahora desconocidos», añadió.
Además, volvió a repetir una de sus premisas, que no se copiará el modelo occidental. El partido «dará todo el espacio a la fortaleza del sistema político socialista» y aprenderá de los logros políticos y culturales de otras naciones, pero «nunca copiará el modelo del sistema político occidental», aseguró.
Tras años de un crecimiento desmedido, el presidente explicó que el desarrollo económico se debe hacer «más equilibrado, coordinado y sostenible». «Hay que acelerar el cambio hacia un nuevo modelo que se base menos en las exportaciones e inversiones. A cambio, se deberá estimular la demanda interna», aseveró Hu.
Debido a la crisis mundial, la expansión de China se reducirá en el tercer trimestre de este año al 7,4 por ciento, tras dos décadas de un promedio del 10 por ciento.
Pero, pese al descenso en el ritmo de desarrollo, el saliente jefe de Estado prometió a los ciudadanos en su discurso una duplicación de sus ingresos per cápita para el año 2020. También indicó que el rendimiento económico de toda China se duplicará para esa fecha.
Es la primera vez que el Partido hace promesas concretas sobre crecimiento e ingresos.
Al final del Congreso, el 14 de noviembre, los delegados decidirán la conformación de un nuevo Comité Central.
