“Las chapas dan muchísima vida a Riaza”, aseguraba ayer el alcalde de la villa, Benjamín Cerezo (PP), al ser preguntado por este juego típico de Semana Santa. Durante años, en Riaza únicamente se jugaba a las chapas en un establecimiento, Los Robles, pero cuando éste desapareció, su práctica se diseminó por varios locales. Este año, sin ir más lejos, la Junta ha autorizado tres corros de apuestas en la localidad (Coccix, Espejo y Cuchareta). Así que las próximas noches estarán animadas en Riaza. A los vecinos del lugar se unirán residentes temporales en la villa con alto poder adquisitivo y “mucha gente de la comarca”. A buen seguro que las dos monedas de Alfonso XII protagonistas del juego se calentarán de tanto golpear con el suelo.
En la provincia habrá ocho corros de apuestas. Además de los tres ya citados de Riaza, otros tres estarán en Cuéllar (Casino, Fonsi y La Cúpula de San Pedro), uno en Navalmanzano (De la Fuente) y uno en Sacramenia (bar Calzada). Serán los mismos establecimientos que el año pasado, ni uno más ni uno menos, lo que demuestra que el juego no decae.
Carmina Arenal, propietaria de ‘La Cúpula de San Pedro’ solicitó por primera vez autorización en 2009. El resultado fue positivo. “Hubo mucho más trabajo, la experiencia fue un éxito”, recuerda. Durante Semana Santa, el ambiente de su establecimiento cambió. De un bar de copas y de baile pasó a convertirse en un espacio de juego. Ahora, dice que es “una incógnita” como afectará la crisis a las chapas. “No se si la gente se retraerá o, por el contrario, apostará más para intentar ganar dinero”, manifiesta. En cualquier caso, espera que se imponga la tradición y que al final no se reduzcan las apuestas, opinión que comparte también el regidor riazano.
El juego de las chapas, tradicional en Castilla y León, tuvo un reconocimiento normativo por primera vez en la Ley Reguladora del Juego y de las Apuestas de Castilla y León de 1998 y, posteriormente, en el Catálogo de Juegos y Apuestas aprobado en febrero de 2001. El reglamento que rige este juego determina que, para celebrar partidas, los organizadores necesitarán autorización previa de la Junta y abonar una tasa. Además, establece que solo se puede apostar dinero, nunca bienes muebles o inmuebles ni animales.
¿Pero cómo se juega a las chapas?. Los jugadores forman un círculo, dejando en el centro un espacio para tirar al aire dos monedas de cobre. A continuación, un jugador hace una apuesta, que tiene que ser cubierta por el resto de los participantes, empezando por el que tiene a su derecha. Si el primero no cubre en su totalidad el envite, pasa el turno al situado a su diestra, hasta que casa la cantidad inicial. Una vez igualada, el apostante lanza dos monedas —habitualmente, de Alfonso XII—. Si las dos salen de cara, gana todos los cuartos en juego; si sale una cara y una cruz, se repite el lanzamiento; y si salen las dos cruces, pierde el tirador, repartiéndose entre el resto el dinero que apostó.
La Junta informó ayer que, junto a la autorización entregada al gestor del juego, denominado baratero, también facilitó hojas de reclamaciones por triplicado que deberán estar a disposición de los jugadores del corro para que, si así lo requieren, puedan hacer uso de ellas con objeto de cursar sus quejas sobre el desarrollo del juego u otras incidencias.