El exministro de Cultura César Antonio Molina ha publicado ‘Todo se arregla caminando’, sexto volumen de sus ‘memorias de ficción’ en las que el autor muestra su “inquietud” ante el “final de una época” en la que los partidos políticos “ahora tienen interés en romper con el pasado”. “Hay un interés en romper con todo, como sucede con partidos políticos que creen que el presente es lo único que existe. No ha existido la democracia, no ha existido la Constitución y partimos de cero, todo ese pasado les da igual”, lamentó el escritor, quien lo calificó como “una política diferente”.
Frente a este cambio, Molina propone que “la gente de cultura” adopte el papel de “ser críticos y siempre defender a la humanidad” en una época en la que el ser humano “debe luchar contra el entretenimiento”. “No es gratuito y nos lleva a la pérdida de nuestra conciencia”, señaló. Así, en ‘Todo se arregla caminando’ Molina adopta esa figura del caminante con especial atención a los pensadores clásicos. Po ello, Nabokov, Musil o Rilke desfilan por las páginas de este libro mientras el poeta no solo pasea, sino que viaja también a lugares como Ginebra, Milán o Varsovia.
En esa línea, entre medias de estos caminos, Molina mezcla reflexiones y pensamientos, citas de otros autores o a veces simplemente descripciones de un lugar. De esta forma, los ensayos de Montaigne o las cartas de San Agustín, por ejemplo, han sido dos de las obras que han inspirado al autor para plasmar esta multiplicidad de géneros en un ensayo. Así, la sensación que ha acompañado al escritor durante estos viajes es la de que estaba caminando “por las ruinas de la civilización”. “Asistimos al final de una época como le pasó a San Jerónimo o a san Agustín, es un tiempo que se acaba”, alertó, situando a las nuevas tecnologías en el centro de este cambio.
“No estoy en contra de la tecnología, pero sí deberíamos meditar hacia dónde vamos porque estamos controlados y vigilados, se crea una civilización de masas, se desplaza al individuo y se pierde la libertad, con promesas de mayor felicidad”, añadió.
En este sentido, la idea de esta nueva etapa le vino a Molina en un cementerio judío situado en Ginebra, donde quería localizar una tumba y a la entrada había “como un iPad gigantesco” que indicaba el punto exacto de cada lápida. “Me dio una rabia tremenda, porque lo que a uno le gusta en los viajes es encontrar las cosas”, aseveró el exministro. A su entender, la sociedad actual se dirige hacia “una superestructura que controla todo” —aunque no quiso poner nombres a los responsables de ello— similar a la reflejada en el libro ‘Farenheit 451’ de Ray Bradbury. “Vamos hacia un totalitarismo desconocido y solo somos consumidores”, lamentó asimismo Molina.
Finalmente, apeló a una búsqueda de la belleza y la recuperación de todo lo que hemos perdido por el camino “espero equivocarme, pero en cualquier caso el libro no es un ensayo solo sobre esto, es una muestra de que el camino es la mejor manera de pensar y ver la belleza del mundo. En mi caso, sigo buscando ese fuego que apagamos”, concluyó.
