El escritor argentino César Aira publica en España la ‘Biblioteca César Aira’, una colección de sus mejores títulos en los más de 40 años de carrera de un autor que se considera “una rara avis” en el panorama literario y que siente cierta “aversión” por las promociones. “Participo en la promoción de mis lanzamientos fuera de Argentina —allí no concedo entrevistas— cada dos o tres años y lo hago por una especie de deuda con mis editores. Ellos siempre confían en mi, pero no hacen negocio”, señaló el escritor con humor.
Esta iniciativa, que ya ha visto la luz en otros países como Argentina, Alemania o México, incluye el lanzamiento de varios libros emblemáticos de Aira como ‘Las noches de Flores’, ‘El santo’ o ‘Un episodio en la vida del pintor viajero’ y en cuya selección Aira no ha participado. “Una vez les doy a mis editores los libros me desentiendo de ellos y les dejo hacer, pero es verdad que a mi siempre me ha gustado que mis libros no sean fáciles de encontrar. Nunca me ha agradado eso de llevarle el libro al lector, de acercárselo”, señaló.
Echando la vista atrás a sus ‘nouvelles’, el autor de ‘El Santo’ reconoce que no encuentra una unidad o sentido de obra completa, “he hecho tantos experimentos y cosas distintas, siempre ajeno a la demanda del público. Nunca me propuse una obra de largo recorrido”, reiteró. De hecho, reconoció entre risas que pasar de las 200 páginas en cada libro siempre la ha supuesto “un esfuerzo enorme”, “durante muchos años me esforcé por escribir esas grandes novelas hasta la aparición de pequeñas editoriales, que apostaron por mis obras. Reforzó mi idea de lo que realmente quería y ahora casi nunca paso de las 100 páginas”, aseveró.
En ese sentido, Aira considera que, en cierto sentido, siempre ha ido a contracorriente de las tendencias literarias, “cuando empecé a publicar allá en los años 80 en Argentina se produjo un retorno a la democracia y, como consecuencia, una proliferación de novelas sociales. Me di cuenta de que siempre me quedaría ese pequeño nicho para un escritor no comprometido con nada, lúdico”, afirmó. Del mismo modo, el escritor argentino insistió en enmarcarse dentro del papel del “artista irresponsable” antes que en el de “un intelectual comprometido”. El ensayo sería “esa verdadera pieza de toque para medir la inteligencia” de los autores y, en el caso de Aira, no es su campo preferido, “no es lo mío, le obliga a uno a ponerse serio”, matizó.
Tampoco comparte la etiqueta de deudor del ‘realismo mágico’ que inició Carpentier y que García Márquez llevó a todas partes del mapa. Autor de un ensayo sobre arte contemporáneo, sí ve conexiones de su obra con el surrealista Marcel Duchamp.
