Más de un mes sin fútbol y oye, aquí seguimos. Pensábamos que sería una hecatombe no poder ver uno, dos, tres o mil partidos en la tele y tener de menú diario los mejores dimes y diretes en forma de lentejas, si quieres las comes y si no…también.
Demasiado tiempo para tener la pelota en frascos de formol. Parece que era obligatorio despertarnos de nuestro estado de hibernación futbolística, no vaya a ser que nuestro ADN pudiera modificarse de tal manera que el fútbol dejara de ser la máxima prioridad en nuestras vidas.
Hasta ese momento ‘sobrevivíamos’. Los únicos futbolistas de élite que veíamos parecían figurantes realizando retos virales en casas maravillosas con jardines Maracaná, salones y pasillos enormes, con más tarima flotante que el Madison y gimnasios más parecidos al Gymbox londinense.
La RFEF anunció su previsión para finalizar la temporada en Segunda B y Tercera. Ascensos en play off ‘express’ y nada de descensos. Como se esperaba, el cloroformo se evaporó en tiempo récord y las reacciones no se hicieron esperar. Cualquier decisión iba a tener defensores y detractores porque es imposible contentar a todos con una solución condicionada por una situación tan enorme.
El no tener vinculación alguna te permite tener cierta perspectiva para escuchar a los protagonistas y plantear interrogantes: ¿ No hay descensos para tener a los equipos implicados a favor de estas medidas? ¿Con esta decisión se está ‘regalando’ un ascenso a los equipos actualmente en las últimas posiciones? ¿Y los equipos que se encuentran a uno o dos puntos de los puestos de play off con casi 30 por jugarse?
Aludir a la justicia o merecimiento en estos casos es complicado pero creo que se ha perdido una oportunidad única. Con todo lo que arrastra el fútbol, me hubiera gustado una decisión que velara únicamente por la salud de todos como único argumento. Hablar de fechas en el momento de total incertidumbre que vivimos me parece de mal gusto. Unos lo verán como una necesidad o velar por intereses, yo lo veo como una cuestión de prioridades, de supervivencia, pero ya lo han conseguido, han despertado a la bestia. Pan y circo, señores.
