Cuando estén leyendo estas líneas, faltarán horas para disputarse las semifinales de la Copa de España de Fútbol Sala. Esta XXXI edición convertirá a Málaga en el epicentro nacional e internacional de un deporte tan querido en muchas ocasiones como maltratado en otras tantas, tan abierto a todo el mundo como escondido, tan joven y sano como moribundo.
Por todo ello, la Copa es algo más que un simple torneo. Los más modestos se saben capaces de dar la sorpresa porque forma parte del ADN de esta competición. Los favoritos llevan colgado un cartel que pesa más que nunca, sabedores que no hay opción para el mínimo error.
Son días de reencuentros. Cientos de kilómetros para volver a ver a gente que ha hecho de esta cita un aniversario con celebración tan obligada como deseada. Hay sitio para todos: entrenadores de élite, monitores, aficionados, periodistas… sin duda un ambiente mágico que debería protegerse cual parque natural para evitar que la sobreexplotación o mal uso de los recursos, con guerras que solo perjudican a nuestro deporte, conviertan la Copa de España en algo que ningún amante de este deporte desea.
Por primera vez en mucho tiempo acudiremos desde Segovia huérfanos de referencia. Afortunadamente son muchos los jugadores que han pisado como locales o visitantes el parquet de ‘La Catedral’ y podemos seguir disfrutándolos, aunque imposible hacerlo sin ese sentimiento de impotencia y añoranza recordando ese gol de César Muñoz salvando la salida de Toni, en un lanzamiento que se nos hizo eterno hasta que el balón besó las mallas.
El domingo, cuando el campeón levante el trofeo, a imagen y semejanza del capitán Orol, se cumplirán 22 años de ese 8 de marzo en el que Segovia pasaba a escribirse con mayúsculas y en letras de oro en el mundo del fútbol sala. Lo confirmaría la siguiente Copa de Roquetas y el triplete en el Garbajosa actual, con el mayor desplazamiento de aficionados de Segovia que se recuerda.
Ojalá la Copa se siga caracterizando por recuerdos maravillosos continuamente revividos en tertulias eternas con amigos que un simple balón ha unido para siempre. Suerte a todos.
