Del antiguo teatro Cervantes, que abrió el telón en 1923 y cerró sus puertas en 1984, ya como sala cinematográfica, apenas quedan sus muros exteriores. En el solar, que fuera patio de la Casa de los Picos, tan solo quedan unas cerchas metálicas de una cubierta sin construir, testimonio de aquellas primeras obras de rehabilitación que impulsó el Ayuntamiento de Segovia y que paralizó la Junta de Castilla y León por no ajustarse al proyecto aprobado.
Tras tres intentos frustrados a lo largo de las últimas dos décadas, el Ayuntamiento logró, finalmente, un proyecto autorizado por la Comisión de Patrimonio de la Junta y un compromiso, del anterior Gobierno de la Nación, para financiar los 8,3 millones que precisa la rehabilitación del inmueble. El Ministerio de Vivienda adjudicó la redacción del proyecto y después el Ministerio de Fomento llegó a abrir el proceso de licitación de las obras. Incluso llegó a anunciar que el 21 de febrero de 2012 abriría las ofertas de las empresas presentadas. Es la última noticia. El proyecto del teatro Cervantes duerme en un cajón del Ministerio de Fomento, al parecer, por carecer de asignación presupuestaria. Unos y otros se echan la culpa. Los socialistas aseguran que el Gobierno Rajoy ha negado cualquier financiación al proyecto al no incluir ni una sola partida en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2012 y 2013. Los populares sostienen, sin embargo, que, tras el cambio de Gobierno, los responsables ministeriales no pudieron licitar las obras porque nada habían reservado para este propósito sus antecesores.
Lo cierto es que el proyecto del teatro Cervantes, memoria sentimental de los segovianos, está en el limbo, en el aire, rodeado de incertidumbres y, lo que es evidente, sin un solo euro. Los populares, sotto voce, justifican que Fomento haya aparcado el proyecto en que la crisis económica desaconseja fuertes inversiones en este tipo de infraestructuras. Los socialistas, que llegaron a prometer la financiación de la obra al 100%, no admiten el argumento, porque el Estado puede repartir la inversión de 8 millones de euros en sucesivas partidas plurianuales.
Cuando el entonces alcalde de Segovia, Ramón Escobar (PP), anunció la rehabilitación del antiguo teatro Cervantes para su conversión como palacio de congresos de la ciudad, no podía imaginar que, 15 años después, ni su proyecto ni otros que llegaron con posterioridad llegarían a materializarse. El proyecto de Escobar esta presupuestado en 1.200 millones de pesetas, incluída la compra del edificio, para lo que contaba con una ayuda de la Comisión Europea, cifrada en 720 millones de pesetas y otra de Caja Segovia, por 150 millones. Escobar no contaba con que el proyecto que redactaron los arquitectos Oscar Tusquets y Carlos Díaz no, y por el que el Ayuntamiento pagó 70 millones de pesetas, no encajaba en el planeamiento urbanístico. Y tampoco que tras los comicios de 1999 el PP tuviera que pactar con el CDS. El alcalde centrista, José Antonio López Arranz, defendió que el edificio debía tener un uso teatral y, con este propósito, promovió en el año 2000 una modificación puntual del PGOU para la parcela. Como es obvio, se perdió la ayuda europea. El Ayuntamiento presentó en 2003 un proyecto básico, redactado por el entonces arquitecto municipal, Federico Coullaut, que llegó a autorizar la Comisión de Patrimonio.
Cuando Pedro Arahuetes (PSOE) accedió a la Alcaldía retomó el proyecto y adjudicó la primera fase de las obras. Pero en enero de 2005 la empresa adjudicataria detectó graves problemas estructurales que obligaron a replantear el proyecto, suprimiendo la construcción de un sótano bajo el patio de butacas y procediendo a una total renovación de los forjados para consolidar el inmueble. Se modificó el proyecto, aunque no se sometió al criterio de Patrimonio.
El 22 de marzo de 2006 la Junta de Castilla y León detectó un exceso de volumen y altura respecto al proyecto autorizado por Patrimonio en 2003 y paralizó las obras. El Gobierno municipal llegó a admitir que las cerchas metálicas ya colocadas evidenciaban que la nueva cubierta del edificio, en la zona correspondiente al escenario, tenían más altura con respecto a lo que reflejaba el proyecto original, y, en consecuencia, el volumen era mayor. Al no poder construir el sótano, la cubierta había ganado en altura, un incremento necesario para el levantamiento del telón y el uso teatral del edificio. La Junta impuso una multa de casi 59.000 euros al Ayuntamiento y le obligó a retirar las cerchas y ajustarse el proyecto de 2003. El consistorio llegó a presentar un nuevo proyecto, que la administración regional rechazó en 2007, al considerar que el exceso de altura no estaba justificado y que su materialización suponía alterar la silueta urbana y paisajística de la zona, además de producir un impacto visual sobre la muralla.
A finales de ese año, finalmente la Junta aprobó el que sería el cuarto proyecto básico presentado por el Ayuntamiento y que, a la postre, sería el definitivo. El nuevo proyecto contemplaba ya una altura única para todo el edificio. Redactado por el arquitecto municipal Carlos Sanz del Sol, el proyecto «Espacio Cervantes» baja la altura de la caja escénica hasta la cota que alcanzan las cerchas de la cubierta del patio de butacas.
En agosto de 2008 la ministra de Vivienda, Carme Chacón, firmó un protocolo con el alcalde, Pedro Arahuetes, para la rehabilitación del teatro Cervantes. El departamento ministerial se comprometió a destinar 2,6 millones para la que sería, según se dijo, la segunda y última fase de los trabajos. Y se anunció que el teatro rehabilitado estaría a disposición de los ciudadanos antes de que acabe el año 2010. Ese mismo año el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) ratificó la multa al Ayuntamiento, que, por otra parte, con el compromiso de Chacón, optó por aparcar la vía de los fondos europeos para pagar las obras. Sin embargo, no fue hasta abril de 2010 cuando el Ministerio de Vivienda adjudicó la redacción del proyecto a la UTE formada por Javier Fuster Arquitectos S.L.P y Héctor Miguel León-Rosa Muñoz Ávila, con un importe de 280.187,67 euros.
La Junta dio el visto bueno a este proyecto en junio de 2011 y cinco meses más tarde, después de que lo anunciara la secretaria de Estado Beatriz Corredor, el Ministerio de Fomento publicó el anuncio de licitación de las obras, con un presupuesto de 8.584.850 euros y un plazo de ejecución de 42 meses. El anuncio indicaba que las empresas podian presentar sus ofertas hasta el 10 de enero de 2012 y que las plicas se abrirían el 21 de febrero. Todo lo que ha pasado después es un misterio.
