La localidad de San Ildefonso celebró ayer viernes la festividad de su patrón, San Ildefonso, con una eucaristía desarrollada con el rito y que estuvo presidida por el obispo de la diócesis, César Franco Martínez. El acto tuvo lugar en la Colegiata del Palacio Real.
La ceremonia estuvo co-oficiada por siete sacerdotes y por el abad Isidoro Mardomingo. Entre ellos se encontraba el profesor de la Facultad de Teología San Dámaso de Madrid, Manuel González López-Corps, quien llevó a cabo la dirección de la eucaristía de forma pedagógica, y más ortodoxa que en anteriores ocasiones.
El numeroso público que se congregó en la Real Colegiata se mostró encantado tras la ceremonia. La numerosa nieve que se acumulaba ayer en las calles del Real Sitio no impidió que se llenaran los bancos del templo.
La Real Colegiata es la única iglesia de toda la diócesis con autorización para celebrar eucaristía según el rito mozárabe. Se trata de un tipo de liturgia cristiana que se consolidó en torno al siglo VI en la península Ibérica, en el Reino visigodo de Toledo, y que fue practicada en los territorios hispánicos hasta el siglo XI, tanto en áreas bajo dominio cristiano como musulmán.
Los numerosos fieles asistentes valoraron que el nuevo obispo de la diócesis, César Franco, participara de forma activa en esta ceremonia, haciendo así su primera aparición oficial en la localidad. En todo caso el prelado anunció que en los próximos días realizará sendas visitas pastorales, tanto a La Granja como a Valsaín.
Acompañado en todo momento por el alcalde del Real Sitio, José Luis Vázquez; por el teniente de la Guardia Civil, Celso Rodríguez; o el delegado de Patrimonio Nacional en el Real Sitio, Nilo Fernández; el obispo y el resto de la comitiva caminaron hasta la Plaza de los Dolores, con música del grupo de dulzaineros del Real Sitio. Allí tuvieron la ocasión de participar en otro acto más profano: la degustación del almuerzo que el Ayuntamiento ofrece a los vecinos en la Plaza de los Dolores. Allí, de la mano de varios voluntarios, se repartió caldo y suculentos aperitivos a base de productos derivados del cerdo.
La participación de vecinos fue alta, aunque en menor medida que otros años, posiblemente por la adversa climatología y por el hecho de coincidir la festividad local con un viernes, de modo que muchos residentes optaron para salir aprovechando un fin de semana largo. Además, con motivo de la fiesta, los palacios de La Granja y Riofrío, así como la Real Fábrica de Cristales y los museos, permanecieron cerrados.