El sol, una magnífica temperatura y un ambiente plenamente primaveral realzaron ayer la brillantez de la Procesión Litúrgica de las Palmas del Domingo de Ramos, que preludia los actos de la Semana Santa recordando la entrada de Jesús en Jerusalén a lomos de un asno.
Las cofradías atendieron la sugerencia del Obispado para dotar a esta celebración de un mayor contenido incluyendo la procesión en la solemne liturgia del día, que comenzó a las 12 del mediodía en la iglesia de San Miguel, donde el obispo de Segovia Ángel Rubio llevó a cabo la bendición de palmas y ramos ante un numerosísimo público que llenaba el templo.
A las 12,15 horas, la procesión litúrgica arrancaba desde el citado templo precedida por la banda de cornetas y tambores de la Cofradía del Cristo de los Gascones, a quien siguieron los estandartes de todas las cofradías segovianas colocados en el orden en que salen en la «Procesión de los Pasos» del Viernes Santo, precediendo a la imagen de «Jesús entrando en Jerusalén», propiedad de la Catedral y surgida del cincel del artista segoviano José María García Moro.
Tras el paso, acompañaron a la procesión los hermanos mayores y representantes de las cofradías segovianas, así como el alcalde Pedro Arahuetes y la corporación municipal, el presidente de la Diputación Javier Santamaría y el delegado territorial de la Junta, Luciano Municio.
Sin formar parte del cortejo procesional, también pudo verse en la procesión al candidato del PP a la alcaldía de Segovia, Jesús Postigo, que presenció la procesión acompañado por varios miembros de su candidatura.
La procesión discurrió con normalidad por las calles del centro histórico de la capital, llamando sobre todo la atención de los centenares de turistas que ayer visitaban Segovia y que guardaron en sus cámaras de fotos y videos testimonio gráfico de este acontecimiento religioso.
La procesión concluyó en la Catedral, donde en el Altar Mayor prosiguió la misa solemne del Domingo de Ramos, que no se interrumpió pese al ruido de fondo creado por las cofradías que hizo inaudible gran parte de la liturgia de la Palabra.
En su homilía, el obispo recordó a los asistentes que el Domingo de Ramos «es el inicio del tiempo más intenso y más importante de la Iglesia, en el que conmemora la muerte y resurrección de Jesucristo», e invito a los cristianos a aprovechar este tiempo para «contemplar despaciosamente todos los gestos, detalles y palabras» del Triduo Pascual.
Asimismo, señaló que estos actos religiosos «no deben contemplarse como un espectáculo emocionante ni como una serie de actuaciones folclóricas más o menos edificantes, sin o como una oportunidad para realizar un ejercicio contemplativo y participativo del misterio de la fe».
