Con la finalidad de entender mejor cuánto y cómo hemos cambiado con el paso/peso de los años en todos los aspectos, y que se queda en la retina del continuo quitar las hojas del calendario, me propongo dar ‘vida’ a lo que fue y ya no es, pero queda en el recuerdo.
Teatro, ‘lo tuyo es puro…’
Al empresario Tomás Velasco Perlado, el mismo que a lo largo de muchos años dedicó su tiempo –también expuso su dinero-, a proporcionar a los segovianos momentos de divertimento, bien con películas, obras de teatro y en su propio comercio instalado en el inicio de la c/ Real, donde vendía cámaras fotográficas, revelaba carretes, también se ‘cogían’ medias… y múltiples detalles más. Fue empresario taurino, llevó el cine/teatro Cervantes y el Victoria… y llenó el tiempo de ocio de muchísimos segovianos.
Por recordar algo concreto traigo a colación el año 1953. Se dio la oportunidad de que en Segovia actuara la compañía de Celia Gámez Carrasco. Era, desde hacía muchos años, una de las vedettes con más gancho. Nacida en Argentina, de emigrados padres españoles, llenaba los teatros. El empresario segoviano aceptó el reto que suponía un alto coste. Tanto, que al poner precio a las entradas y escuchar el ‘run-run’ de la calle sobre el alto precio, hizo público en los medios de comunicación el costo de la actuación de la referida en Segovia:
-Emolumentos conjunto de la compañía: 16.000 pesetas
-Viaje, 1.500; música, 1.500 pesetas.
-Impuestos. Hacienda 1.500; Sociedad de autores, 4.000; Protección de Menores 1.500; Impuesto de lujo, 350.
-Gastos teatro, 12.100; gastos personal, electricidad, madera… 2.500.
Gasto total: 40.950 pesetas.
La empresa fijó el preció de las entradas con el siguiente ‘abanico’:
Butacas de la fila 1 a la 9, 30 pesetas; de las 10 a la 18, 25; de la 19 a la 27, 20; Anfiteatro, 10 y General 6 pesetas.
Con ‘la’ Gámez venían en la compañía actores tan destacados como José Marco Davo y Luis Prendes. En escena interpretaron ‘La Hechicera en Palacio’, obra estrenada en 1950 en Madrid. Era la fecha de 15 de septiembre y martes. Sesiones de tarde y noche.
Solo se había contratado para ese día. Mas, ante la afluencia de público, lleno completo, el empresario pidió a la compañía ampliar al día siguiente la actuación. Esta tenía compromiso en Valladolid. Tras las gestiones oportunas se quedaron. El miércoles también hubo lleno en las dos funciones. Desde la provincia llegaron muchísimos espectadores. Éxito total… también económico.
Empresas dignas de aplauso
En término de dos años, 1961-1963, Segovia ‘subió’ dos peldaños importantísimos dentro de su actividad económica. La primera referencia fue la puesta de largo, la entrada en la vida social del país de Whisky DYC. El tiempo de trabajo anterior, dedicado a buscar la excelencia en un producto en el que España no era líder en fabricación, dio como resultado una acogida formidable de los consumidores que aún se mantiene.
La fábrica, ubicada en el Molino del Arco, término de Palazuelos de Eresma, no fue un proyecto a corto plazo. El camino, que inició saliendo al mercado el último día del año 1961, demuestra su consolidación. Los bares de la ciudad ya sirvieron la referida bebida a sus clientes. Fue, sin duda, otro de los éxitos de la marca ‘Nicomedes García’. En su entorno y a través de los años, se crearon cientos de puestos de trabajo.
La empresa, bajo el nombre de ‘Destilerías y Crianza del Whisky’, había iniciado sus actividades en 1958. Amigos y accionistas del Banco General de la Administración, que después se convertiría en el Banco General del Comercio y de la Industria y del que D. Nicomedes era accionista mayoritario, se unieron para el nacimiento de la descrita empresa.
En ese camino no debemos dejar en el olvido –por más que ya no figure en el nomenclátor de empresas-, la llegada de Félix Postigo Herranz. La autorización del Ayuntamiento de la ciudad para construir una ‘Fábrica de Embutidos y otros derivados’, tenía fecha de uno de enero de 1963. La empresa había anunciado que el número de trabajadores podría ascender a 500. La inversión superó los 59 millones de pesetas. Y cumplió con sus compromisos. Y fue una gran empresa. Y cuando, por los vaivenes que produce el ‘viento’ perdió su impulso inicial, fue en la economía provincial donde se dejó notar fuertemente. Muchos, muchísimos segovianos/as, trabajaron en la popular ‘choricera’. Se perdió una de las grandes.
Sofía Loren, de película
Otra actividad que dejó ‘dinerito’ en Segovia –por más que fuera circunstancial-, fue el rodaje de la película ‘La caída del Imperio Romano’. Sucedió en 1964, se cumplen ahora 60 años de aquel evento que contó los escenarios naturales de Valsaín y con los mejores actores del momento. Sobre los extras (superaron los trescientos), cuento una anécdota. Año 1964. Día 2 de enero, 6.30 de la tarde. Empleados de la Productora Samuel Broston convocan en los Jardinillos de San Roque a los extras con la finalidad de organizarlos por grupos. Con los que acuden no tienen suficientes, por lo que piden a los que sí estaban que entre amigos, familiares y conocidos buscaran más, afirmando que ‘se admitirá a todo el que venga’.
Algunas ‘cosillas’ más sobre la película. Sofía Loren llegó al Hotel Sirenas el día 2 de enero a las dos de la tarde. No salió de allí en todo el día. De aquellos tiempos es la noticia que sigue: la italiana fue ‘fichada’ por la productora pagando por su trabajo 60 millones de pesetas –lenguas de doble filo-, más 60.000 pesetas/mes en concepto de dietas ¿El presupuesto? El que más se repite lo sitúa entre 19 y 28 millones de dólares.
El carguero sueco.
Esta, la siguiente, no deja de ser una noticia chula. Principios de la década de los setenta (siglo XX). Con bandera sueca navegaba un carguero que, sin que sepamos los motivos, exhibía el nombre de ‘Segovia’ en su eslora. Pues… sepan que el Ayuntamiento de la ciudad, a cuyo domicilio le llegó noticia, encargó a la Fábrica de Armas de Toledo la confección de una placa que hizo llegar como regalo a la empresa del citado barco.
Un buen gesto con otro se devuelve.
