Castrillo de Sepúlveda volvió a convertirse este mes de agosto en punto de encuentro para vecinos, familiares y amigos con la celebración del XI Castrifolk, el festival que pone el broche de oro al verano cultural del municipio. La cita, organizada por la Asociación San Bernabé, reunió un año más a numerosos asistentes en la plaza del pueblo, en un ambiente marcado por la música tradicional, la convivencia y la alegría.
El programa de actividades previas incluyó talleres, ginkanas y excursiones a distintos enclaves, entre ellos la ciudad de Segovia. Estas propuestas sirvieron de antesala al festival folklórico, que cada edición consigue implicar a los vecinos y dejar recuerdos imborrables en quienes participan.
El sábado por la mañana comenzaron los preparativos para el Castrifolk, con el montaje del escenario y la acogida de los grupos participantes. La Rondalla La Encina, procedente de Pozuelo de Alarcón, fue la encargada de abrir la jornada. Con sones extremeños, jotas, fandangos y pasodobles, el grupo logró arrancar los primeros aplausos y conectar con el público a través de un repertorio que trajo aires del sur a la plaza castrillana.
A continuación, los músicos Alberto Gala y Raúl Torres devolvieron el sonido tradicional segoviano con dulzaina y tamboril, ofreciendo un espectáculo que destacó por la fuerza y autenticidad de los instrumentos castellanos. El listón quedó muy alto para el siguiente participante, el conocido dulzainero segoviano Juanan Sanz. Con piezas propias de su primer trabajo discográfico, Km 36, puso el broche final a la velada con una actuación muy aplaudida.
El festival concluyó con la interpretación conjunta de jotillas por parte de integrantes de todos los grupos, que invitaron al público a sumarse al baile y despidieron una edición más de este ya consolidado evento cultural.
