El presidente de las Cortes de Castilla y León, Carlos Pollán, afirmó ayer que esta Comunidad no se resigna ni se resignará “jamás” a que su “lealtad sea penalizada” y “la traición sea premiada, y censuró que “dura ya demasiado el chantaje de una minoría ruidosa y llena de furia frente al resto de la nación”, así como a quienes esgrimen derechos históricos para elevar a rango de ley la desigualdad y el privilegio.
Pollán, en su discurso institucional con motivo de la celebración este lunes del 41 aniversario de la promulgación del Estatuto de Autonomía -la fecha fue el 25 de febrero-, lanzó un mensaje de defensa de la Comunidad y rechazó acudir a “derechos adquiridos” para reivindicar su contribución y papel en la historia de España.
“La obviedad de que, en política, los consensos, por deseables que sean, no son una condición necesaria para la aprobación de las normas y la posterior acción de gobierno”, inició su intervención, en la que alertó de ser “vigilante frente a los peligros del totalitarismo y de la arbitrariedad, vengan de donde vengan”.
Según Pollán, “para conjurar dicha tentación no se conoce mejor remedio que la ley”, aunque añadió que ésta “no basta si no va acompañada del debido respeto por su acatamiento y, a falta de esto, de la decidida voluntad para hacerla cumplir”.
“La ley ha de ser dotada de los suficientes mecanismos de salvaguarda frente a aquellos que buscan traicionar su espíritu y retorcer su letra”, indicó. “Su intención no es nada recta. Consiste en alejar la ley del bien común y acercarla a intereses particulares”, apostilló, en una intervención con guiños al deporte, ya que éste es protagonista en el Día del Estatuto con la entrega de la Medalla de Oro a los medallistas olímpicos y paralímpicos.
Así, con un símil deportivo, manifestó que es “trampa cambiar el reglamento a mitad de competición para favorecer a uno de los contendientes, siempre el desleal” y concluyó que “un deportista que se precie como tal jamás aceptaría un amaño a favor del rival, ni a favor de sí mismo”.
Tras considerar que “dura ya demasiado el chantaje de una minoría ruidosa y llena de furia frente al resto de la nación, siempre con su ristra inacabable de agravios comparativos”, alertó de que “Castilla y León jamás se sumará a esa carrera victimista cuya única meta posible es la frustración sin remedio”. “En esta tierra se estila el juego limpio”, defendió.
Sin embargo, manifestó que ello no significa “mirar hacia otro lado cuando se infrinjan las reglas”, añadió que se protestará “las veces que sea” y señaló que Castilla y León no se moverá “de donde” ha permanecido “siempre: la lealtad a ese proyecto sugestivo de vida en común que llamamos España”.
“No nos resignamos ni nos resignaremos jamás a que dicha lealtad sea penalizada. Como no nos resignamos ni nos resignaremos jamás a que la traición sea premiada”, remató el presidente de las Cortes, que advirtió de cómo “en su empeño por elevar a rango de ley la desigualdad y el privilegio, los hay que esgrimen a su favor presuntos derechos históricos”.
Frente a esto, acudió a la voz y parafraseó a Don Quijote: “¿Derechos históricos a nosotros? ¿A nosotros derechos históricos?”. “Como si la historia fuese una extraña viajera en el tiempo que jamás hizo parada en estas tierras. Lo hizo. Vaya si lo hizo”, cerró. Sin ser exhaustivo sobre la historia que atesora esta Comunidad, resumió que “Castilla y León ha contribuido de modo decisivo a lo largo de los siglos a la formación de España como Nación y ha sido un importante nexo entre Europa y América”.
Aunque como leonés, se detuvo en la celebración de las primeras Cortes de la historia de Europa, en León, en 1188, para afirmar que “sembraron una semilla que, a lo largo de los siglos, ha dado fruto abundantísimo, para bien del mundo entero”. “Hablo de la noción política según la cual nadie es más que nadie”, sostuvo.
Modernización y progreso
El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, subrayó la importancia de contar con “normas básicas que garanticen la igualdad, la solidaridad y la libertad de los ciudadanos”.
Mañueco, que participó ayer en un desayuno informativo en Valladolid antes de acudir al acto institucional por el 41 aniversario del Estatuto, se centró en la etapa autonómica para hacer un balance de estos años, que arrancó con la aprobación de la norma básica el 25 de febrero de 1983. Destacó la importancia del propio Estatuto de Autonomía, norma que ha sido, según el presidente de la Junta, “piedra angular de desarrollo, modernización y progreso” para Castilla y León. Y es que, durante este tiempo, la Comunidad “se ha convertido en una tierra más próspera y con mayor calidad de vida bajo el amparo de su Estatuto de Autonomía”.
Fernández Mañueco señaló también que toda la acción de gobierno de la Junta va encaminada “a este propósito”, el de una mayor calidad de vida, a través de “más y mejores servicios públicos centrados en las personas y que se sitúan a la cabeza de España”; con políticas de apoyo y protección a las familias; y aprovechando todo el potencial de la Comunidad “para favorecer el crecimiento económico, la creación de empleo y generar oportunidades en el territorio”.
Medallas de oro
En el acto de celebración del Estatuto, en el que también se recordó a las víctimas del incendio de Valencia y el asesinato del vallisoletano Sergio Delgado en Burgos, se ha hecho entrega de la Medalla de Oro de las Cortes de Castilla y León a 28 medallistas olímpicos y paralímpicos de la Comunidad. Se trata de un reconocimiento por los éxitos logrados por estos deportistas, y a su esfuerzo y perseverancia.
Uno a uno, fueron recibiendo su medalla los deportistas olímpicos y paralímpicos Marta Arce, José Manuel Beirán, Miriam Blasco (lo recibió su hermano Ángel), María Ángeles Fernández Lebrato, Alfonso Fidalgo, Juanín García, Raúl González (lo recibió su padre Jaime), María Teresa Herreras, José Luis Llorente, Laura López Valle, Noel Martín Infante, Manuel Martínez, Juan Damián Matos (lo recibió su hermano Rafael), Elena María Padrones, Guillermo del Riego, Alejandro Sánchez Palomero, Enrique Sánchez-Guijo, Narciso Suárez, y Fermín Cacho y Marta Fernández Infante, que ejercieron de portavoces de los olímpicos y paralímpicos reconocidos, respectivamente.
