El murciano Carlos Tarque creció escuchando a Leed Zeppelin, Deep Purple o The Beatles. Líder y fundador, junto con Ricardo Ruipérez del grupo M-Clan, Tarque es rock and roll, lo tiene en su ADN. Es animal sobre el escenario y uno de los imprescindibles del directo. Ese derroche de energía en sus conciertos, esa vitalidad, solo tiene una explicación: Tarque disfruta con lo que hace. Y mucho. Pero también fuera del escenario, porque solo así se entiende que el músico recuperase una de las pasiones de su infancia y primera juventud, el dibujo y la pintura, y lo viva también como algo vital. “Siempre he pintado de forma muy privada, es una forma de evadirme, de encontrarme conmigo mismo, pinto para divertirme, sin mayores pretensiones”, afirma Tarque, que anoche inauguró en Bar Santana una exposición de varias de sus obras pictóricas (acrílicos).
Si Tarque es vitalidad superlativa sobre el escenario, también desprende vitalidad en el trato cercano, esta vez con un tono tranquilo, pausado y reflexivo.
Antes de ser cantante, la pintura era inquietud. “Tenía la vena pictórica”, dice. De niño siempre estaba con el lápiz y el rotulador. Al cantante de M-Clan la pasión le venía de familia ( por un tío suyo) e incluso llegó a estudiar en una Escuela de Arte y Oficios, aunque con apenas 15 años, aparcó las artes plásticas por el arrollador mundo de la música.
Como ese amor imposible de olvidar, Tarque no renunció a su pasión y siempre dibujó, aunque de forma muy privada, hasta que hace dos años encontró inspiración cuando visitó una exposición de pinturas en Venecia. “Me dije, cuando llegue a casa voy a hacer unos acrílicos”, apunta. Hasta entonces nunca había dedicado tanto tiempo a la pintura. En un año, realizó una veintena de cuadros. “Disfruté mucho, en el momento de pintar me siento muy bien”, afirma Tarque, que confiesa que le fascina cómo un papel en blanco acaba convirtiéndose en una creación, como un dibujo “crece”; sin importar, añade, “lo que al final resulte o el juicio de la gente”. Y es que para el cantante de M-Clan, “uno se sorprende de sí mismo, de su propia capacidad, es todo un hallazgo” porque “uno piensa que no puede y al final lo hace y eso es bonito, con independencia del resultado”.
Confiesa que la da “cierto reparo” el exponer porque “no pinto para que lo vea la gente”. La del Bar Santana, su segunda exposición, tras la que realizó en Javea (Alicante), obedece a una petición de su amigo Quique Santana. “Todas las cosas nuevas imponen, pero me da un poco de corte, es humano”, confiesa Tarque, que refleja total sinceridad en su mirada y palabras. “Creo que también tiene que ver con la humildad, pero estoy orgulloso y contento, una cosa es que te de pudor y otra que te de vergüenza, no es lo mismo”, añade.
En las obras que expone en Bar Santana, Tarque refleja edificios y polígonos industriales, algo que le fascina, afirma, en sintonía con su admiración por el heavy-metal y “esa poesía del sitio abandonado, de la fábrica, del lugar donde había mucha actividad y está parado, como decadencia industrial”. El artista también admite una evolución en su obra, del paisaje sosegado, como un ejercicio, hasta el de la ciudad, con enormes edificios, devorados por las llamas.
¿Busca Tarque que el espectador reflexione?. “Claro que sí aunque sin una pretensión obsesiva, uno reflexiona si le apetece”, responde el cantante, quien decide sí hacerlo, el reflexionar, al referirse al cuadro de mayores dimensiones de la exposición. “Ese cuadro me encanta, lo tengo en casa, me evoca a Pink Floyd, a música, a un montón de cosas en mi interior”, afirma el músico, que ve una relación directa entre música y pintura, más allá del concepto de creatividad. “Al final eres un intérprete de sensaciones, una vez a través del sonido y las letras y otra a través de los trazos y los colores, es una interpretación, algo que trasladas de un lugar a otro”, sostiene el músico, que asegura, sin vacilación, que “todo el mundo necesita expresarse, todo el mundo es creativo en su propia profesión”.
Sobre el panorama cultural, considera que, por desgracia, “no damos la importancia que se merece a la cultura, como dice Luis García Montero, la gente confunde cultura con espectáculos, y en realidad la cultura es lo que hará que dentro de cien años se sepa quienes somos”. “Hay que quejarse, está claro, la cultura en sí está mal, pero no quiero ser hipócrita, hay cosas que están mucho peor, que es la sanidad y la educación”. No obstante, matiza: “la cultura también es salud, sanidad y educación, pensamos que está fuera” pero “es que la sanidad y la educación es cultura”, reitera.
El cantante no elude las preguntas sobre M-Clan que acaba de concluir la gira de su “20 aniversario”. Con doce discos publicados “currando y disfrutando”, aclara, Tarque y Ricardo Ruipérez ya piensan en un disco nuevo “en acústico”. “Llevamos muchos años disfrutando y tenemos muchas ganas, una sensación que no debe desaparecer, es un trabajo, pero es algo vital, nuestro proyecto, de repente preparamos un disco nuevo y nos seguimos poniendo nerviosos, es alucinante”, añade. Esta claro que para Tarque todo proyecto en su vida debe ir acompañado del disfrute. Sea música o pintura. Por eso es artista vital.
