¿Qué opinión le merece el borrador de la Ley de Enjuiciamiento Criminal?
Bueno, únicamente he leído lo que se ha publicado en los medios de comunicación. El texto no nos ha sido remitido. Lo primero que tengo que decir es que este anteproyecto de ley no va a poder ser tramitado en lo que queda de legislatura. Por lo tanto, creo que es un testimonio de lo que al actual Gobierno le gustaría que fuese la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que necesariamente debe adaptarse a los tiempos. Hay que recordar que esa ley es del año 1881, o sea, del siglo XIX. Por tanto, creo que es necesario que la reforma se haga lo más rápidamente posible, pero debido al posicionamiento ya declarado de los partidos, no verá la luz en esta legislatura.
Desde su punto de vista, ¿sería positivo dejar en manos de los fiscales la instrucción de los procesos?.
Es un avance, sin duda. Sería colocarnos al nivel de nuestro entorno. En todo el mundo desarrollado, la instrucción, las averiguaciones, las realiza el ministerio fiscal y la defensa, y cuando hay discrepancias, el juez tiene que actuar para garantizar los derechos fundamentales de las personas no se vean afectados (…) La participación del fiscal es tan importante como la investigación que realiza la defensa (…) Y no creo que con esa propuesta se altere para nada la división de poderes.
¿Esa propuesta supondría un reforzamiento de las fiscalías?
Habrá que reforzar las fiscalías, sin duda. Al ministerio fiscal se le han ido cargando nuevas competencias, de muchas materias, y habrá que reforzarlo, pero eso no es ningún problema. Lo que me parece importante es lograr cambiar el chip, de forma que de una vez por todas se consiga que la formación del abogado, del fiscal y del juez sea la misma. Así, podría ocurrir como en los países anglosajones, en los que es frecuente reclutar jueces entre abogados o fiscales ilustres, para que puedan servir a la Justicia desde esa otra responsabilidad.
¿Se escriben en España muchos libros de historia sobre los colegios de abogados, al modo del que ha realizado el periodista Carlos Álvaro sobre la institución en Segovia?
La abogacía española ha sufrido una transformación importantísima en los últimos veinte años. Hace dos décadas, apenas había colegios que tuviesen sede en propiedad. En este momento, cada uno de los 63 colegios tiene su sede. Y la publicación de libros sobre este tema obedece a la concienciación de que la historia de los colegios de abogados es una parte importantísima de la historia de los territorios a los que sirven, una parte fundamental. Y en épocas recientes muchísimo más. En esta tierra hay que recordar el Congreso de León, de 1970, que fue una campana de libertad. Si se repasan las conclusiones de ese congreso se ve que las mismas sirvieron para conformar lo que hoy es la Constitución Española de 1978 (…) En cuanto al libro “Historia del ilustre Colegio de Abogados de Segovia”, es una pieza importante para conocer su riquísima historia, que iniciaron 12 abogados en 1838, cuando Segovia era una población de unos 15.000 habitantes.
¿Está satisfecho con el funcionamiento de las nuevas oficinas judiciales?
Regular. Pero hay que tener un poquito de paciencia. La que se pretende no es la reforma que hubiera deseado la abogacía española. Personalmente, vengo diciendo desde hace muchísimo tiempo que el modelo de justicia está agotado, no da más de sí. Llevamos tiempo con un modelo de Justicia que se pretende restañar, y ese no es el camino. Tiene que ser otro. El modelo de Justicia que tenemos está agotado y es muy difícil que pueda funcionar con estos esquemas. Tenemos que procurar otros esquemas y hacer justicia de otra manera. Se están haciendo esfuerzos importantes, pero hasta ahora el resultado no es el esperado (…) Los problemas de la Justicia son resolubles, sin duda. Si hasta ahora no se ha hecho ha sido porque no es un tema prioritario para los partidos políticos. Solo hace falta ver los pobres programas que, en materia de Justicia, presentaron en las pasadas elecciones…
