Hace siglos que Cantalejo se caracterizó por el carácter empresarial y emprendedor de sus habitantes, los trilleros. Por ello, entre otras cosas, se convirtió en cabecera comercial de la comarca. Pero tanto los empresarios como los vecinos se sienten preocupados por los efectos económicos que un confinamiento de dos semanas puede producir en sus negocios.
“La situación no está tan mal como la pintan”, aseguran varios, que coinciden en señalar: “No somos unos apestados”. Afirman que todos los negocios están tomando desde hace tiempo las medidas de higiene ordenadas por las autoridades sanitarias.
Con ello hacen un llamamiento al sentido común y la necesidad de que la actividad económica continúe desarrollándose para que no tengan que cerrar algunos establecimientos, porque las consecuencias pueden ser desastrosas.
Cantalejo vive en gran parte de la actividad comercial que se genera con la población de los pueblos de alrededor y con las visitas turísticas. Con el aislamiento decretado por la Junta de Castilla y León se prohíbe la entrada en la ciudad briquera, salvo para epígrafes muy específicos. La Guardia Civil controla las carreteras que acceden a este núcleo en el que confluyen las principales arterias del centro de la provincia: CL-603 y SG-205.
Precisamente en estos días estarían acabando las fiestas patronales de la Asunción y San Roque que atraían a miles de personas. Además de su suspensión (como en toda Castilla y León), se suma ahora la “anulación” de dos semanas que habrían contado con gran actividad comercial.
El dueño del hostal Stop, Justo Sanz Vírseda, se lamenta del daño que se ha generado al municipio: “Íbamos bien este mes y medio. Yo tenía lleno el hostal, pero el sábado, al anunciar el confinamiento, se quedó vacío y se anularon todas las reservas”. “La gente de fuera no conoce la realidad y se piensa que estamos todos infectados”. Ha pasado de contratar a dos personas más este año, a tener que cerrar.
Y lo mismo ha hecho Gonzalo Gorría, del Camping Naturaltur, donde también la actividad ha caído estrepitosamente. “Esperamos que pasados estos días pueda volver a la normalidad”, afirma, aunque sabe que el resto del mes de agosto ya está perdido.
Octavio Sanz, de Gasóleos Cantalejo afirma que este aislamiento “va a dar al traste con la economía de todo un pueblo. Dependemos totalmente del mes de agosto para afrontar los siguientes meses con cierta tranquilidad”. “Se siente mucha rabia después de ver que tú, en tu negocio, llevas a cabo todas las medidas de seguridad e higiene, y ahora somos los grandes castigados”.
En la misma línea se lamenta el dueño de una fábrica y tienda de muebles, Javier San Inocente: “Este sábado ya hemos notado un bajón importante. “Ahora mismo trabajo tenemos, pero es el acumulado de estas semanas. Nuevos pedidos hemos asumido que casi no vamos a tener”. “Lo que no queremos es que la gente le coja miedo a Cantalejo”, añade a la que vez que confía en que septiembre, que es un buen mes para el sector, pueda suponer el regreso a la normalidad.
Menos optimista es Eulogio Samaniego, del bar El Casino: “Ya estaba la cosa floja y ahora así, nadie”. “No veo el futuro claro”.
El propio alcalde de Cantalejo, Javier de Lucas (PP), señaló que el viernes pasado, un día antes de que comenzara el confinamiento fueron muchas las personas que se fueron de Cantalejo, a pesar de no haber acabado las vacaciones de agosto todavía. Cundió el miedo.
El alcalde reconoce que hay cierto malestar entre los vecinos y algunos comerciantes por algunas medidas que implantó el Ayuntamiento, como el cierre del mercadillo semanal, pero había que tomar medidas. También se cerraron los parques infantiles, y las dependencias deportivas.
Con 60 positivos el pasado domingo, Cantalejo acumulaba la mitad de los contagios de toda la Zona Básida de Salud, que forman más de 20 municipios. Muchos de los contagiados, quizá ya no estén.



