Los tories preparan su vuelta al número 10 de Downing Street tras más de una década en el limbo de la oposición. El candidato conservador a las elecciones celebradas el pasado jueves en Reino Unido, David Cameron, planteó ayer una «gran oferta abierta» al líder liberaldemócrata, Nick Clegg, para colaborar «por el interés nacional» en un Gobierno «más estable y fuerte» que el Ejecutivo de minoría que podría formar en virtud del mayor número de escaños y votos obtenidos. El deseo de cambio mostrado por el tercer partido del país hace prever que el acuerdo irá para adelante.
En una intervención sin preguntas en la sede de su formación, Cameron agradeció a Clegg su disposición a concederle la primera oportunidad para forjar un Gabinete, como fuerza con la más amplia representación en el Parlamento sin mayorías que, por primera vez desde 1974, han dejado estas generales. No obstante, aprovechó para subrayar la necesidad de que este acuerdo «se haga pronto».
Así, a pesar de haber perdido escaños, la tercera fuerza tiene la llave para la nueva Administración, por lo que el aspirante tory, que quedaría en torno a 20 asientos de la hegemonía, le propuso «trabajar juntos» en la lucha contra el déficit, un sistema político que calificó de «roto» y los problemas sociales.
De hecho, pocos minutos antes de la intervención de Cameron, el primer ministro, Gordon Brown, había concedido a ambos «el tiempo que sea necesario» para que explorasen posibilidades de colaboración que, de fallar, llevarían a los laboristas a aprovechar su turno para aproximarse a los liberaldemócratas.
En principio, el candidato conservador reconoció que los resultados obtenidos, inéditos para los suyos desde los años 30, le permitirían promover contactos con otros partidos para buscar acuerdos puntuales -«se ha hecho antes», recordó-. Sin embargo, dijo estar «preparado para estudiar opciones alternativas» con el objetivo de garantizar una Administración «más fuerte y colaboradora» que la que representaría un Gabinete en minoría.
En consecuencia, Cameron enunció su «gran oferta» a los liberaldemócratas para «trabajar juntos» puesto que, a pesar de la falta de mayorías, «este país necesita un Gobierno fuerte, estable y con decisión». «Es por el interés nacional», insistió, en la línea más repetida durante su intervención, la primera oficial tras la publicación de unos resultados que, a falta de menos de un par de circunscripciones, le otorgan 306 asientos (36,1 por ciento de los votos) en Westminster, por los 258 (29,1 por ciento) de los laboristas y los 57 (23 por ciento) de los liberaldemócratas.
El veredicto de las urnas, según él, prueba el rechazo de los ciudadanos a las «riñas entre políticos» y subrayó que los problemas británicos «son demasiado serios como para eso». En consecuencia, apostó por «mostrar liderazgo y arreglar todo cuanto antes por el país», ya que no solo es necesario un Gobierno estable, sino «que se haga pronto».
No obstante, Cameron asumió que, «desde luego, habrá desacuerdos» y, de hecho, quiso ya clarificar las áreas en las que prevé más dificultades, la mayoría, puestas ya de manifiesto en los debates electorales que estos comicios estrenaron en Reino Unido. Así, una vez más recurrió a la relación con Bruselas, dado que frente al profundo europeísmo de Clegg, quien llegó a abogar por la integración en el euro, para los conservadores ningún futuro Gobierno británico puede «dejar más poderes a la UE».
Su líder aludió también a las propuestas liberaldemócratas en materia de inmigración, en la que «no se puede ser suave ni débil», o las diferencias en la estrategia de desarme nuclear: «Las defensas del país deben mantenerse fuertes». Un listado que, con todo, se vio seguido del de las posiciones en las que vio bases sólidas para el acuerdo, entre ellas, las referentes a educación, reducción de emisiones, libertades civiles o la revisión del sistema fiscal para reducir la presión impositiva.
Asimismo, el líder tory no evitó la cuestión más divisoria, la reforma electoral que los otros proponen y a la que los suyos serían más reacios. En esta ocasión, consideró que puede haber acercamientos, ya que ambos compartirían el interés por «restaurar la confianza» en la clase política e, incluso, ideas concretas como la de que todos los escaños «tengan igual tamaño».
Al respecto, en esta jornada dio uno de los mayores pasos a los que ha procedido en este debate, puesto que se mostró dispuesto a constituir una comisión entre todos los partidos que estudie las propuestas. «Trabajaremos por el interés nacional», apostilló, una vez más.
