Tras unos días de pesadilla, en los que Italia ha ofrecido al mundo una nueva muestra de su precariedad democrática y social, el país transalpino se permitió ayer un día de tregua después de que más de un millar de inmigrantes de la localidad sureña de Rosarno fueran trasladados a centros de acogida de ciudades próximas para evitar que se repitieran las brutales agresiones de los vecinos a los sin papeles.
Según el Ministerio del Interior, más de 1.100 inmigrantes que trabajaban como jornaleros en los campos agrícolas de la zona fueron desplazados progresivamente, desde la noche del pasado viernes hasta ayer mismo, a diversas instalaciones públicas de Bari y Crotona, dos de las mayores ciudades del sur de Italia.
Asimismo, los medios de comunicación del país liderado por Silvio Berlusconi informan de que unos 200 extranjeros abandonaron por sus propios medios la localidad sureña para evitar el clima de tensión que se había desatado desde que salieran a manifestarse por las calles en del jueves en protesta por una agresión a dos de ellos.
Según los últimos datos, 53 personas continúan hospitalizadas por las heridas sufridas durante los enfrentamientos. De ellas 21 son inmigrantes, cuatro de los cuales recibieron disparos de armas de fuego.
Durante la noche del sábado al domingo no se registraron nuevos episodios de violencia en las calles de Rosarno, pero la Policía se mantuvo vigilante a la espera de que el peligro de nuevos altercados desaparezca, toda vez que está previsto que una de las antiguas fábricas en las que se alojaban los jornaleros sea demolida en las próximas horas.
Mientras, en internet surge la idea de llevar a cabo una jornada de huelga de inmigrantes en protesta por el «clima de racismo» que vive Italia y para mostrar la importancia que este colectivo tiene en la economía del país.
La iniciativa, de la que ayer se hizo eco el diario Corriere della Sera, la promueve el grupo 1 de marzo 2010 – Huelga de los Extranjeros, que ha escogido ese día inspirándose en una iniciativa de los inmigrantes galos y que cuenta con un perfil en Facebook con más de 11.000 seguidores.
La hipótesis de que clanes mafiosos de la N’drangheta, la mafia calabresa, estén detrás de los altercados parece cada vez menos descabellada para las autoridades italianas. En una entrevista que publica el diario Avvenire, el fiscal sustituto de la Fiscalía Nacional Antimafia, Alberto Cisterna, dice que «seguramente» quienes han disparado a los inmigrantes son hombres de la red criminal para «demostrar que son ellos quienes controlan el territorio».
En la tarde del sábado una tensa manifestación por las calles de Roma denunció los episodios de violencia que se han repetido desde el viernes en Rosarno contra los inmigrantes y la protesta terminó con un policía herido por el lanzamiento de un objeto contundente.
En unas declaraciones al rotativo turinés La Stampa, el ministro para la Simplificación Normativa, Roberto Calderoli, afirma que ahora no es el momento de hablar de regularización de inmigrantes, sino de asegurarse de que el trabajo en el sur del país va a los italianos y no a los indocumentados.
«Hace falta ser rigurosos con los extranjeros. En el sur de Italia el desempleo está en el 18 por ciento. El trabajo tiene que ir a los italianos que quieran y puedan hacerlo, no a los inmigrantes clandestinos», sostuvo el político.
