Escueta a la par que divertida, la pequeña pieza que los belgas Mireille y Mathieu han presentado en la Sala Joplin durante este Titirimundi 2010 tiene todos los ingredientes para atrapar a un público adulto que se recrea con un humor inteligente, en el que no faltan unas dosis de absurdo, unas gotas de cabaret, unas imágenes próximas al surrealismo y una interpretación fresca y ágil.
Números como el de los nenucos luchadores, esa sabia combinación de inocencia y salvajismo; los conejitos traviesos que fastidian al espantoso enanito de jardín; los calcetines que se olisquean unos a otros hasta descubrir al maloliente o la folklórica asesina que se carga al torero a base de zapateados, arrancan la carcajada del público, aunque creo que el más logrado es el sketch de Ken y Barbie, con crucifixión del bueno de Ken incluida.
Un espectáculo breve, divertido y sin pretensiones de ser más de lo que es, que sin duda habrá servido a un buen número de espectadores para ‘desengrasar’ entre obras de mayor duración y calado.
