Las caras de ilusión de todos los niños y de la comitiva, formada por más de un centenar de personas, sirvieron para caldear una fría tarde y noche en la que los Reyes Magos se desplazaron desde Oriente para visitar Cuéllar. Toda la jornada pendientes del cielo no evitó que la lluvia se hiciera presente poco antes de que diera comienzo la cabalgata. Aún así, la concejala de Cultura informó de que sí se desarrollaría con toda la normalidad posible dentro de las circunstancias, dejando a la elección de los vecinos de los barrios la organización de los belenes.
Finalmente y aunque con paraguas y chubasqueros, Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron a la villa a bordo de tres carrozas ambientadas en el mar. Burbujas, caballitos de mar, delfines y todo tipo de elementos marinos llenaron los remolques tirados por tractores cedidos por Agrícola Castellana. Las creaciones y decoración corrió a cargo de las AMPAS de los tres colegios locales que, con mucho esfuerzo, han dedicado horas y horas para que los niños de la villa y la comarca disfruten de una noche mágica. En los belenes, los plásticos fueron la decoración más notable de este año. Lo que otras ocasiones es un Belén con todo lujo de detalles, en esta tuvo que reducirse a la mínima expresión para evitar que todo quedase empapado por la lluvia, que caía con fuerza. A pesar de ello, los niños disfrutaron vestidos de pastores y recreando los belenes vivientes que son tan tradicionales en Cuéllar. Las visitas de Sus Majestades se hicieron con rapidez para evitar que el resto también se mojara.
Por la mañana, los Reyes Magos visitaron a los ancianos de las residencias El Alamillo, Valdihuertos y el Centro de Día. También estuvieron con los miembros de FEAPS en el Centro Mar de Pinares, unas visitas muy gratas que todos disfrutaron.
Entre chocolate, hogueras y caldo, los Reyes Magos realizaron el recorrido tradicional para terminar en el balcón del Ayuntamiento y comenzar con su dura noche de reparto de regalos.
